Page 465 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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desintegración. Algunas de las fórmulas secretas menos importantes cayeron en
manos de los profanos, que las pervirtieron, como ocurrió con las bacanales, en cuyo
transcurso se combinaban drogas con vino, que fue lo que dio lugar realmente a las
orgías.
En algunas partes de la tierra se sostenía que había pozos, manantiales o fuentes
naturales cuyas aguas estaban teñidas de propiedades sagradas por los minerales a
través de los cuales discurrían. A menudo se levantaban templos cerca de estos lugares
y en algunos casos las cuevas naturales que había en sus proximidades se consagraban
a alguna divinidad.
«A los aspirantes a la iniciación y a quienes acudían a solicitar a los dioses sueños
proféticos los preparaban mediante un ayuno más o menos prolongado, al cabo del
cual consumían comidas preparadas expresamente y también bebidas misteriosas,
como el agua de Lete y el agua de Mnemósine, en la gruta de Trofonio, o la del
Ciceion, en los Misterios eleusinos. Se mezclaban directamente distintas drogas con
las carnes o se introducían en las bebidas, según el estado mental o físico que hubiera
que inducir en el receptor y el tipo de visión que este quisiese obtener.» [121] El mismo
autor afirma que a algunas sectas de los primeros años del cristianismo se las acusaba
de utilizar drogas con la misma finalidad general que los paganos.
La secta de los asesinos, o los yezidis, como se suelen conocer, presentaba un
aspecto bastante interesante del problema de la droga. En el siglo xi, esta orden
capturó la fortaleza del monte Alamut y se instaló en Irak. Se sospecha que Hasan
Ben-Sabah, el fundador de la orden y conocido como «el viejo de la montaña»,
controlaba a sus seguidores usando narcóticos. Hasan les hacía creer que estaban en el
Paraíso y que estarían allí para siempre si lo obedecían de forma implícita mientras
estuvieran vivos. En su Confesiones de un inglés comedor de opio, De Quincey
describe los peculiares efectos psicológicos que provoca este derivado de la amapola.
Es posible que el uso de una droga similar diese origen a la idea del Paraíso que tenían
los yezidis.
Los filósofos de todos los tiempos han enseñado que el universo visible no es más
que una fracción del total y que, por analogía, el cuerpo físico del hombre en realidad
es la parte menos importante de su compleja constitución. La mayoría de los sistemas
médicos actuales pasan por alto casi por completo al hombre superfísico. Apenas
prestan atención a las causas y concentran sus esfuerzos en mejorar los efectos
Paracelso notó la misma propensión por parte de los médicos en su época y comentó
acertadamente: «Existe una gran diferencia entre el poder que suprime las causas