Page 464 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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podía contar cuando recuperaba la conciencia. Con los conocimientos actuales, cuesta
apreciar un arte tan desarrollado que, mediante bebedizos, perfumes e inciensos, logre
inducir la actitud mental deseada de forma casi instantánea: sin embargo, existió sin
duda un arte semejante entre la clase sacerdotal del mundo pagano primitivo.
Con respecto a este tema, H. P. Blavatsky, la ocultista más destacada del siglo XIX,
ha escrito lo siguiente: «Las plantas también tienen propiedades místicas similares en
un grado de lo más maravilloso y el secreto de las plantas de los sueños y los hechizos
solo se ha perdido para la ciencia europea y, aunque sea inútil decirlo, le resulta
desconocido, salvo en muy pocos casos notorios, como el opio y el hachís. En
cambio, los efectos parapsicológicos incluso de estas pocas sobre el organismo
humano se consideran muestras de un trastorno mental transitorio. Las mujeres de
Tesalia y Épiro, las sacerdotisas de los ritos de Sabazios, no se llevaron consigo sus
secretos cuando sus santuarios desaparecieron, sino que todavía se conservan y
quienes son conscientes de la naturaleza del soma conocen también las propiedades de
otras plantas». [120]
Se utilizaban compuestos a base de hierbas para producir una clarividencia
transitoria en relación con los oráculos, sobre todo el de Delfos Las palabras
pronunciadas durante aquellos trances provocados se consideraban proféticas. Los
médiums modernos, si bien mantienen el control como consecuencia de la catalepsia
que, en parte, se imponen ellos mismos, transmiten mensajes en cierto modo similares
a los de los profetas antiguos, aunque en la mayoría de los casos sus resultados son
mucho menos precisos, porque los adivinos actuales no conocen las fuerzas ocultas
de la naturaleza.
Los Misterios enseñaban que, durante los grados más elevados de iniciación, los
propios dioses participaban en la instrucción de los candidatos o, como mínimo,
estaban presentes, lo cual constituía, en sí, una bendición. Como las divinidades
vivían en los mundos invisibles y solo se presentaban con su cuerpo espiritual, el
neófito no podía conocerlos sin la ayuda de drogas que estimulasen el centro de
clarividencia de su conciencia (probablemente, la glándula pineal). Muchos iniciados
en los Misterios antiguos afirmaban categóricamente que habían hablado con los
inmortales y que habían visto a los dioses.
Cuando se corrompieron los principios paganos, se produjo una división en los
Misterios. El grupo de los verdaderos iluminados se separó del resto y, conservando
los secretos más importantes, desapareció sin dejar rastros. Los demás se mantuvieron
lentamente a la deriva, como barcos sin timón, sobre las rocas de la degeneración y la