Page 459 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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los demonios al que Jesús curó cuando les ordenó que salieran de él y entrasen en una

  manada de cerdos. Algunas veces, los espíritus malignos entraban en un paciente a
  petición de alguien que deseaba hacerle daño. En estos casos, el médico les ordenaba

  que  regresasen  a  la  persona  que  los  había  enviado.  Se  tiene  constancia  de  que  en

  algunos casos los espíritus malignos salieron por la boca en forma de nubes de humo

  y otras veces por la nariz en forma de llamas. Incluso se afirma que podían salir en
  forma de aves e insectos.

       El segundo método de curación es a través de la vibración. La falta de armonía de

  los cuerpos se neutralizaba salmodiando hechizos y recitando los nombres sagrados o

  tocando instrumentos musicales y cantando. A veces se ponían delante del enfermo
  artículos de distintos colores, porque los antiguos reconocían, al menos en parte, el

  principio de la terapia del color, que actualmente está en vías de redescubrirse.

       El tercer método consistía en usar talismanes y amuletos. Los antiguos creían que
  los planetas controlaban las funciones del cuerpo humano y que, fabricando amuletos

  con distintos metales, podían combatir las influencias malignas de los diversos astros.

  Por  ejemplo,  a  una  persona  anémica  le  falta  hierro.  Se  creía  que  el  hierro  estaba
  sometido  al  control  de  Marte;  por  consiguiente,  para  atraer  hacia  el  paciente  las

  influencias de Marte, se le colgaba al cuello un talismán hecho de hierro, que llevaba

  inscritas determinadas instrucciones secretas a las que se atribuía el poder de invocar

  al  espíritu  de  Marte.  Si  el  paciente  tenía  demasiado  hierro  en  el  organismo,  se  lo
  sometía  a  la  influencia  de  un  talismán  compuesto  del  metal  que  correspondiese  a

  algún planeta que se llevase mal con Marte, cuya influencia contrarrestaría, entonces,

  la energía de Marte y, por consiguiente, contribuiría a restaurar la normalidad.

       El  cuarto  método  consistía  en  recurrir  a  plantas  medicinales.  Si  bien  utilizaban
  talismanes metálicos, la mayoría de los médicos antiguos no estaban de acuerdo con el

  uso  interno  de  ningún  tipo  de  medicina  mineral.  Las  plantas  medicinales  eran  su

  remedio preferido. Como ocurría con los metales, cada planta tenía asignado uno de
  los  planetas.  Después  de  diagnosticar  la  enfermedad  y  su  causa  con  ayuda  de  los

  astros, los médicos administraban el antídoto vegetal.

       El quinto método para curar las enfermedades era la oración. Todos los pueblos

  antiguos creían en la intercesión compasiva de la divinidad para mitigar el sufrimiento
  humano. Según Paracelso, la fe podía curar todas las enfermedades. Sin embargo, son

  pocas las personas que poseen suficiente fe.

       El sexto método —más prevención que cura— consistía en regular la alimentación

  y  los  hábitos  de  la  vida  cotidiana.  Si  el  individuo  evitaba  lo  que  provocaba  la
  enfermedad, se mantenía sano. Los antiguos creían que la salud era el estado normal
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