Page 457 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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y el de la sustancia orgánica e inorgánica.

       Resulta prácticamente imposible controlar la energía universal si no es a través de
  alguno de sus vehículos (la mumia). Un buen ejemplo de esto es la comida. El hombre

  no se nutre de animales muertos ni de organismos vegetales, pero cuando incorpora a

  su cuerpo sus estructuras, lo primero que hace es adquirir control sobre la mumia, o

  doble  etérico,  del  animal  o  la  planta.  Una  vez  logrado  este  control,  el  organismo
  humano  dirige  el  flujo  del  archaeus  hacia  sus  propios  usos.  Paracelso  afirma  lo

  siguiente: «Lo que constituye la vida está dentro de la mumia y, al impartir la mumia,

  impartimos la vida». En esto consiste el secreto de las propiedades terapéuticas de los

  talismanes  y  los  amuletos,  porque  la  mumia  de  las  sustancias  de  las  cuales  están
  compuestos  actúa  como  un  canal  que  conecta  a  la  persona  que  los  lleva  con

  determinadas manifestaciones de la fuerza vital universal.

       Según  Paracelso,  así  como  las  plantas  purifican  la  atmósfera  al  incorporar  a  su
  constitución el anhídrido carbónico que exhalan los animales y los seres humanos, los

  vegetales y los animales aceptan los elementos de las enfermedades que les transmiten

  los  seres  humanos.  Como  estas  formas  de  vida  inferiores  tienen  organismos  y
  necesidades  diferentes  de  los  humanos,  a  menudo  son  capaces  de  asimilar  estas

  sustancias sin efectos negativos. Otras veces, la planta o el animal muere: se sacrifica

  para que sobreviva la criatura más inteligente y, por consiguiente, más útil. Paracelso

  descubrió  que,  en  cualquiera  de  los  dos  casos,  el  paciente  se  iba  aliviando  poco  a
  poco de su mal. Cuando la vida inferior había asimilado por completo la mumia ajena

  del paciente o, al no poder hacerlo, había muerto o se había desintegrado, se producía

  la  recuperación  completa.  Hicieron  falta  muchos  años  de  investigación  para

  determinar cuáles eran las plantas o los animales que mejor aceptaban la mumia de
  cada una de las distintas enfermedades.

       Paracelso  descubrió  que,  muchas  veces,  la  forma  de  las  plantas  indicaba  los

  órganos  del  cuerpo  humano  para  los  que  mejor  servían.  El  sistema  médico  de
  Paracelso se basaba en la teoría de que, al extraer del organismo del paciente la mumia

  etérica enferma para incorporarla a la naturaleza de algún ser lejano e imparcial de un

  valor relativamente escaso, era posible desviar del paciente el flujo de los archaeus

  que  habían  estado  revitalizando  y  nutriendo  el  mal  sin  cesar.  Al  transplantarse  el
  vehículo  de  expresión,  el  archaeus  se  veía  obligado  a  acompañar  a  su  mumia  y  el

  paciente se recuperaba.





  La teoría hermética sobre las causas de la enfermedad
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