Page 452 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
P. 452

XXIV





          FARMACOLOGÍA, QUÍMICA Y TERAPÉUTICA HERMÉTICAS





  El  arte  de  la  curación  era,  en  un  principio,  una  de  las  ciencias  secretas  de  la  clase
  sacerdotal y el misterio de sus orígenes se esconde tras el mismo velo que oculta la

  génesis de la creencia religiosa. Todas las formas superiores de conocimiento estaban,

  al  comienzo,  en  poder  de  las  castas  sacerdotales.  El  templo  fue  la  cuna  de  la
  civilización. Los sacerdotes, en ejercicio de su prerrogativa divina, dictaban las leyes y

  las hacían cumplir, nombraban a los gobernantes y los controlaban, se ocupaban de

  las  necesidades  de  los  vivos  y  guiaban  el  destino  de  los  muertos.  El  clero

  monopolizaba  todas  las  ramas  del  saber  y  solo  admitía  entre  sus  filas  a  quienes
  reunían las cualidades intelectuales y morales necesarias para perpetuar sus arcanos.

  La siguiente  cita,  tomada  de  El político  de  Platón,  tiene  que  ver  con  esta  cuestión:

  «[…]  en  Egipto,  no  se  permite  reinar  al  propio  rey,  a  menos  que  tenga  poderes

  sacerdotales,  y  si  perteneciera  a  otra  clase  y  hubiese  llegado  al  trono  mediante  la
  violencia, debe formar parte del clero».

       Los  candidatos  que  aspiraban  a  ser  miembros  de  las  órdenes  religiosas  eran

  sometidos  a  duras  pruebas  —llamadas  «iniciaciones»—  para  demostrar  que  eran
  dignos. Los sacerdotes aceptaban como hermanos a quienes lograban superarlas y los

  instruían  en  las  enseñanzas  secretas.  Entre  los  antiguos,  la  filosofía,  la  ciencia  y  la

  religión nunca se consideraban por separado, sino que cada una se tomaba como una

  parte esencial del todo. La filosofía era científica y religiosa; la ciencia era filosófica y
  religiosa, y la religión era filosófica y científica. La sabiduría perfecta se consideraba

  inalcanzable, a menos que se armonizaran estas tres expresiones de la actividad mental

  y moral.

       Si bien los médicos modernos reconocen a Hipócrates como padre de la medicina,
   447   448   449   450   451   452   453   454   455   456   457