Page 550 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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El arcano mayor número doce se llama le Pendu, el Colgado,
  y representa a un joven colgado por su pierna izquierda de

  una  viga  horizontal  que  está  sostenida  por  dos  troncos  de

  árbol, de cada uno de los cuales se han cortado seis ramas. La

  pierna  derecha  del  joven  está  cruzada  por  detrás  de  la
  izquierda y tiene los brazos cruzados detrás de la espalda, de

  tal  manera  que  forma  una  cruz  por  encima  de  un  triángulo

  con la punta hacia abajo. La figura constituye de este modo
  un  símbolo  invertido  del  azufre  y,  según  Lévi,  significa  la

  consecución  de  la  magnum  opus.  En  algunas  barajas,  la

  figura lleva bajo cada brazo un saco de dinero del cual caen
  monedas.  La  tradición  popular  asocia  esta  carta  con  Judas

  Iscariote, del cual se dice que fue y se ahorcó, y los sacos de

  dinero representan el pago que recibió por su traición. Lévi compara al Colgado con

  Prometeo,  el  sufridor  eterno,  y  declara,  además,  que  los  pies  vueltos  hacia  arriba
  indican la espiritualización de la naturaleza inferior. También es posible que la figura

  invertida indique la pérdida de las facultades espirituales, porque la cabeza está por

  debajo  del  nivel  del  cuerpo.  Los  muñones  de  las  doce  ramas  son  los  signos  del

  Zodiaco divididos en dos grupos: los positivos y los negativos. Por consiguiente, la
  imagen representa el triunfo temporal de la polaridad sobre el principio espiritual del

  equilibrio. Esto significa que, para alcanzar las alturas de la filosofía, el hombre debe

  invertir  o  cambiar  radicalmente  el  orden  de  su  vida.  Entonces  pierde  su  sentido  de
  posesión personal, porque renuncia a la regla del oro en favor de la regla de oro. En el

  Tarot seudoegipcio, el Colgado está suspendido entre dos palmeras y representa a la

  divinidad solar, que muere eternamente por su mundo.



  El arcano mayor número trece se llama la Mort, la Muerte, y representa a un esqueleto

  cosechando con una gran guadaña, que va cortando las cabezas, las manos y los pies
  que  surgen  de  la  tierra  a  su  alrededor.  En  el  transcurso  de  su  labor,  parece  que  el

  esqueleto se ha cortado uno de sus propios pies. Esta peculiaridad no se manifiesta en

  todas las barajas del Tarot, pero este punto destaca muy bien la verdad filosófica de
  que  el  desequilibrio  y  la  destructividad  son  sinónimos.  El  esqueleto  es  el  emblema

  adecuado de la divinidad primera y suprema, porque es el fundamento del cuerpo,

  como  lo  Absoluto  es  el  fundamento  de  la  creación.  El  esqueleto  que  cosecha

                                representa,  físicamente,  la  muerte,  pero,  filosóficamente,  es  el
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