Page 546 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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corona del Norte y le adorna la frente el uraeus enroscado.



                                El arcano mayor número cinco recibe el nombre de le Pape, el

                                Papa, y representa al hierofante o sumo sacerdote de una escuela
                                mistérica  pagana  o  cristiana.  En  esta  carta,  el  hierofante  lleva

                                puesta la tiara y, en la mano izquierda, la cruz triple que remata el

                                globo  del  mundo.  La  mano  derecha,  que  lleva  en  el  dorso  los

                                estigmas, hace «el signo eclesiástico del esoterismo» y ante él se
                                arrodillan dos suplicantes o acólitos. El respaldo del trono papal

                                tiene la forma de una columna celestial y una terrestre. Esta carta

                                representa al iniciado o maestro del misterio de la vida y, según
                                los  pitagóricos,  al  médico  espiritual.  El  universo  ilusorio  en

                                forma de dos figuras (la polaridad) se arrodilla delante del trono

                                en el que está sentado el iniciado, que ha elevado su conciencia
                                al  plano  del  entendimiento  espiritual  y  la  realidad.  En  el  Tarot

  seudoegipcio, el Maestro lleva el uraeus. Una figura blanca y una negra —la vida y la

  muerte, la luz y la oscuridad, el bien y el mal— se arrodillan ante él. El dominio sobre

  la  irrealidad  del  iniciado  se  indica  mediante  la  tiara  y  la  cruz  triple,  emblemas  del
  gobierno sobre los tres mundos que han salido de la Causa Primera Incognoscible.



  El  arcano  mayor  número  seis  se  llama  l’Amoureux,  los

  Amantes. Esta carta tiene dos formas distintas. Una muestra

  una  ceremonia  de  bodas  en  la  que  un  sacerdote  une  a  un
  joven y una doncella (¿Adán y Eva?) en santo matrimonio.

  Algunas  veces,  aparece  por  encima  una  figura  alada  que

  traspasa a los amantes con su dardo. La otra forma de la carta

  muestra a un joven con una figura femenina a cada lado. Una
  de estas figuras lleva una corona dorada y tiene alas, mientras

  que la otra está ataviada con las prendas largas y sueltas de

  las  bacantes  y  lleva  en  la  cabeza  una  corona  de  hojas  de

  parra. Las doncellas representan la dualidad del alma del ser
  humano  (lo  espiritual  y  lo  animal):  la  primera,  su  ángel

  guardián,  y  la  segunda,  su  demonio  siempre  presente.  El

  joven está al comienzo de su madurez, en «la bifurcación del camino», donde debe
  escoger entre la virtud y el vicio, entre lo eterno y lo temporal. Arriba, en un halo de

  luz, está el genio del destino (su estrella), que los profanos confunden con Cupido. Si
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