Page 562 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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EL TABERNÁCULO EN EL DESIERTO
No cabe duda de que buena parte del material que se menciona en los cinco primeros
libros del Antiguo Testamento procede de los ritos de iniciación de los Misterios
egipcios. Los sacerdotes de Isis eran muy versados en las tradiciones ocultas y,
durante su cautiverio en Egipto, los israelitas aprendieron mucho de ellos con respecto
al significado de la divinidad y la manera de adorarla. La autoría de los cinco primeros
libros del Antiguo Testamento se atribuye en general a Moisés, pero realmente que
fuera él quien los escribió es objeto de controversia. Bastantes pruebas apoyan la
hipótesis de que el Pentateuco fue compilado en una fecha bastante posterior, a partir
de tradiciones orales. Con respecto a la autoría de estos libros, Thomas Inman hace
una afirmación bastante sorprendente: «Es cierto que tenemos libros que atribuimos a
Moisés, del mismo modo que hay o ha habido libros que atribuimos a Homero, Orfeo,
Enoch, Mormón y Junius: sin embargo, la existencia de estas obras y la creencia de
que fueron escritas por aquellos cuyo nombre llevan no constituyen verdaderas
pruebas de aquellos hombres ni de la autenticidad de las obras que reciben su
nombre. También es cierto que se habla en ocasiones de Moisés en tiempos de los
primeros reyes de Jerusalén; sin embargo, resulta evidente que estos pasajes fueron
escritos con posterioridad y que han sido introducidos en los lugares en los que han
sido hallados con la intención clara de dar la impresión de que David y Salomón
conocían al Legislador». [154]
Aunque el famoso erudito tenía —sin duda— suficientes pruebas para corroborar
su opinión, esta afirmación parece demasiado general. Aparentemente, se basaba en el
hecho de que Thomas Inman dudaba de la existencia histórica de Moisés, duda que
partía de la similitud etimológica entre la palabra «Moisés» y un nombre antiguo del