Page 575 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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oculto determinado, porque cada uno hace referencia al Divino Duodécimo, cuyas
emanaciones se manifiestan en el universo creado y tangible a través de doce canales
individualizados. La doctrina secreta también enseñaba a los sacerdotes que las joyas
representaban centros de vida dentro de su propia constitución, que, cuando se
desarrollaban según las instrucciones esotéricas del templo, eran capaces de absorber
en sí mismas la luz divina de la divinidad y de volverla a irradiar. [164] Los rabinos
enseñaban que cada uno de los hilos de lino retorcidos que se usa ron para tejer los
cortinajes y los ornamentos del Tabernáculo contenía veinticuatro fibras distintas, para
recordar a los perspicaces que la experiencia que se adquiere durante las veinticuatro
horas del día [165] se convierte en los hilos con los que se tejen las vestiduras de gala.
El Urim y el Thummim
En el reverso del essen, o pectoral, había un bolsillo que contenía unos objetos
misteriosos: el urim y el thummim. Aparte del hecho de que se usaban para la
adivinación, poco más se sabe de ellos. Algunos autores sostienen que eran piedras
pequeñas (parecidas a los fetiches que algunos pueblos aborígenes veneran todavía)
que los israelitas habían llevado consigo al marchar de Egipto, convencidos de que
poseían poderes adivinatorios. Otros creían que el urim y el thummim tenían forma de
dados, que se arrojaban al suelo y servían para tomar decisiones. Unos pocos
sostienen que no eran más que nombres sagrados, escritos en láminas de oro, que se
llevaban como talismanes. «Según algunos, el urim y el thummim representan “luces y
perfecciones” o “la luz y la verdad”; esto último presenta una analogía asombrosa con
las dos figuras de Re (Ra) y Temis que aparecen en el pectoral que llevaban los
egipcios.» [166]
El tocado no era lo menos extraordinario de las vestiduras del Sumo Sacerdote.
Encima del simple birrete blanco del sacerdote corriente, este dignatario llevaba una
tela azul y una corona de oro, que constaba de tres bandas, una por encima de la otra,
como la mitra triple de los magos persas. Esta corona simbolizaba que el Sumo
Sacerdote no solo imperaba sobre los tres mundos que los antiguos habían
diferenciado (el cielo, la tierra y el infierno), sino también sobre las tres divisiones del
ser humano y el universo: el mundo espiritual, el intelectual y el material. Estas
divisiones también estaban representadas en los tres aposentos del propio
Tabernáculo.
En lo alto del tocado había una copa de oro diminuta, con forma de flor, que