Page 582 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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con siete lados y siete esquinas; cada lado tenía un metro y medio de ancho y dos
metros y medio de altura. Aunque el sol no entraba jamás en aquella tumba, estaba
muy bien iluminada por una luz misteriosa que había en el techo. En el centro había
un altar circular, sobre el cual había unas placas de bronce que llevaban grabados
unos caracteres extraños. En cada una de las siete caras había una puertecilla que, al
abrirse, revelaba una cantidad de cajas llenas de libros, instrucciones secretas y el
supuesto arcano perdido de la Fraternidad.
Cuando desplazaron el altar hacia un lado, quedó al descubierto una tapa de
bronce y, al levantada, apareció un cuerpo —supuestamente el de C. R. C.— que, a
pesar de llevar allí ciento veinte años, estaba tan bien conservado como si lo acabaran
de enterrar. Iba vestido con los ornamentos y el atuendo de la Orden y sostenía en una
mano un pergamino misterioso que, después de la Biblia, era el bien más preciado de
la Sociedad. Tras examinar minuciosamente el contenido de la cámara secreta,
volvieron a poner en su sitio la placa de bronce y el altar, sellaron otra vez la puerta de
la cripta y cada hermano siguió su camino respectivo, muy animado y con la fe
renovada, después del espectáculo milagroso que había presenciado.
El documento acaba diciendo que, en efecto, «por voluntad del Padre C. R. C., el
Fama ha sido preparado y enviado a los sabios y los eruditos de toda Europa en cinco
idiomas, para que todos conozcan y comprendan los secretos de la augusta
Fraternidad. Se invita a todas aquellas personas que sean sinceras de corazón y
trabajen por la gloria de Dios a ponerse en contacto con la Hermandad, con la
promesa de que su solicitud será escuchada, estén donde estén o sea cual fuere el
medio por el cual enviasen el mensaje. Al mismo tiempo, se advierte a los que
tuvieran motivos egoístas y segundas intenciones que lo único que les espera a
quienes descubran la Fraternidad sin un corazón limpio y una mente pura serán
pesares y sufrimientos».
Esta es, en resumen, la historia del Fama Fraternitatis. Para quienes la aceptan al
pie de la letra, el Padre C. R. C. es el verdadero fundador de la Hermandad y se
supone que la organizó alrededor del 1400. A esta teoría se contrapone el hecho de
que jamás se haya descubierto ninguna corroboración histórica de los puntos
importantes del Fama. No existen pruebas de que el Padre C. R. C. se pusiera en
contacto con los eruditos de España. No se puede encontrar la ciudad misteriosa de
Damcar ni se tiene constancia de que en toda Alemania existiese un lugar en el que se
curasen misteriosamente grandes cantidades de cojos y de enfermos. En The Secret
Tradition in Freemasonry, de A. E. Waite, aparece un retrato del Padre C. R. C. con
una barba larga hasta el pecho, sentado frente a una mesa en la que arde una vela; con