Page 649 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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XXXV
LA TEORÍA Y LA PRÁCTICA DE LA ALQUIMIA
—Primera parte—
La alquimia, el arte secreto de la tierra de Khem, es una de las dos ciencias más
antiguas que se conocen en el mundo. La otra es la astrología. Los comienzos de las
dos se remontan a la oscuridad de los tiempos prehistóricos. Según los documentos
más viejos que se conservan, la alquimia y la astrología fueron reveladas por Dios a
los hombres para que, con su ayuda, recuperasen el patrimonio que habían perdido.
Según las viejas leyendas que conservaban los rabinos, el ángel que estaba a la entrada
del Edén enseñó a Adán los misterios de la Cábala y de la alquimia y le prometió que,
cuando la raza humana dominase con maestría la sabiduría secreta oculta en aquellas
artes inspiradas, la maldición de la fruta prohibida desaparecería y el hombre podría
volver a entrar en el jardín del Señor. Así como el hombre se puso «túnicas de piel»
(el cuerpo físico) en el momento de su caída, también llevó consigo aquellas ciencias
sagradas a los mundos inferiores, encarnados en vehículos densos a través de los
cuales sus naturalezas espirituales trascendentales ya no podían manifestarse y, por
consiguiente, se consideraron muertas o perdidas.
El cuerpo terrenal de la alquimia es la química, porque los químicos no se dan
cuenta de que la mitad de la Torá está oculta para siempre tras el velo de Isis [183] y
que, mientras se limiten a estudiar los elementos materiales, en el mejor de los casos
no descubrirán más que la mitad del misterio. La astrología ha cristalizado en la
astronomía, cuyos incondicionales se burlan de los sueños de los profetas y los sabios
antiguos y consideran sus símbolos productos disparatados de la superstición. Sin
embargo, la intelectualidad del mundo moderno no puede pasar nunca al otro lado del
velo que separa lo visible de lo invisible, salvo de la manera indicada: los Misterios.