Page 654 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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continente  perdido  de  la  Atlántida  se  debe,  de  forma  directa,  la  dificultad  para

  determinar el origen de la alquimia. El Gran Arcano era el secreto más preciado de la
  clase  sacerdotal  atlante.  Cuando  se  hundió  la  tierra  de  Atlas,  los  hierofantes  del

  Misterio del fuego llevaron su fórmula a Egipto, donde permaneció durante siglos en

  poder de los sabios y los filósofos. Poco a poco fue entrando en Europa, donde sus

  secretos aún se conservan intactos. Para los que no están de acuerdo con la leyenda de
  Hermes y su Tabla de Esmeralda, los doscientos ángeles que descendieron sobre las

  montañas —así los describe el profeta Enoch— fueron los primeros instructores en el

  arte  alquímico.  De  todos  modos,  fuera  cual  fuese  su  origen,  correspondió  a  los

  sacerdotes egipcios preservar la alquimia para el mundo moderno. Por el color de su
  tierra, Egipto recibe el nombre de «el imperio negro» y en el Antiguo Testamento se lo

  llama «la tierra de la oscuridad». Debido a que su origen tal vez estuviese allí, hace

  mucho  que  la  alquimia  se  conoce  como  «el  arte  negro»,  pero  no  en  el  sentido  de
  malignidad, sino en el de la oscuridad que siempre ha rodeado sus procedimientos

  secretos.

       Durante la Edad Media, la alquimia fue no solo una filosofía y una ciencia, sino
  también  una  religión.  Los  que  se  rebelaban  contra  las  limitaciones  religiosas  de  su

  tiempo ocultaron sus enseñanzas filosóficas tras la alegoría de la fabricación del oro.

  De este modo, preservaban su libertad personal y, en lugar de perseguirlos se burlaban

  de ellos. La alquimia es un arte triple y su misterio se puede representar por medio de
  un triángulo. Su símbolo es tres veces tres: tres elementos o procesos en tres mundos

  o  esferas.  Lo  de  3  veces  3  forma  parte  del  misterio  del  grado  33  de  la  masonería,

  porque 33 es 3 veces 3, que es 9, el número del hombre esotérico y el número de

  emanaciones  de  la  raíz  del  árbol  divino.  Es  el  número  de  mundos  que  nutren  los
  cuatro  ríos  que  salen  de  la  boca  divina  como  verbum  fiat.  Detrás  del  llamado

  simbolismo  de  la  alquimia  se  esconde  un  concepto  magnífico,  porque  aquel  oficio

  ridiculizado y despreciado aún conserva intacta la triple llave de las puertas de la vida
  eterna.  Por  consiguiente,  teniendo  en  cuenta  que  la  alquimia  es  un  misterio  en  tres

  mundos —el divino, el humano y el elemental—, es fácil apreciar por qué los sabios y

  los filósofos crearon y desarrollaron una alegoría compleja para ocultar su sabiduría.

       La alquimia es la ciencia de la multiplicación y se basa en el fenómeno natural del
  crecimiento. «De la nada, nada procede» es un dicho muy antiguo. La alquimia no es

  el  proceso  de  fabricar  algo  a  partir  de  la  nada,  sino  el  proceso  de  incrementar  y

  mejorar lo que ya existe. Si un filósofo dijera que se puede crear un hombre vivo a

  partir  de  una  piedra,  es  probable  que  una  persona  no  preparada  exclamara:
  «¡Imposible!», con lo cual revelaría su ignorancia, porque el sabio sabe que en toda
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