Page 656 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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mentales del universo se pueden multiplicar en su expresión, por la ley de analogía
también se pueden multiplicar los elementos materiales del universo, si se puede
averiguar cuál es el proceso necesario.
Lo que es válido en lo superior también es válido en lo inferior. Si la alquimia es
un gran hecho espiritual, también es un gran hecho material. Si se puede producir en
el universo, se puede producir en el hombre: si se puede producir en el hombre,
puede tener lugar en las plantas y los minerales. Si algo crece en el universo, todo
crece en el universo. Si una cosa se puede multiplicar, todas las cosas se pueden
multiplicar, «porque lo superior concuerda con lo inferior y lo inferior concuerda con
lo superior». Sin embargo, así como el camino de la redención del alma está oculto en
los Misterios, los secretos de la redención de los metales también están escondidos,
para que no caigan en las manos de los profanos y, de ese modo, se perviertan.
Si alguien quiere hacer crecer los metales, primero tiene que aprender los secretos
de los metales: debe darse cuenta de que todos los metales —como todas las piedras,
las plantas, los animales y los universos— crecen a partir de semillas y que tales
semillas ya están en el cuerpo de la Sustancia (el vientre de la virgen del mundo),
porque la semilla del hombre está en el universo antes de que nazca (o crezca) y, así
como la semilla de la planta existe para siempre, aunque la planta solo viva una parte
de ese tiempo, las semillas del oro espiritual y el oro material están siempre presentes
en todas las cosas. Los metales crecen a lo largo de los siglos, porque el sol les
transmite vida. Su crecimiento es imperceptible y adopta la forma de pequeñas matas,
porque todo crece de alguna manera: lo único que difiere es el método de crecimiento,
en función del tipo y la magnitud.
Uno de los grandes axiomas es el siguiente: «En todo está la semilla de todo»,
aunque, por los procesos sencillos de la naturaleza, es posible que quede latente
durante muchos siglos o que su crecimiento sea sumamente lento. Por consiguiente,
cada granito de arena no solo contiene la semilla de los metales preciosos y la semilla
de las piedras preciosas de incalculable valor, sino también la del sol, la luna y las
estrellas Así como dentro de la naturaleza del hombre se refleja todo el universo en
miniatura, en cada granito de arena, en cada gota de agua, en cada partícula diminuta
de polvo cósmico se esconden todas las partes y los elementos del cosmos en forma
de gérmenes minúsculos, tan diminutos que ni el microscopio más potente puede
detectarlos. Estas semillas irreconocibles e incomprensibles, que son billones de veces
más pequeñas que un ión o un electrón, aguardan el momento que les corresponde
para crecer y manifestarse. [186]