Page 655 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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piedra  está  la  semilla  del  hombre.  Un  filósofo  podría  decir  que  se  puede  crear  un

  universo a partir de un hombre, aunque el tonto lo calificaría de imposible, sin darse
  cuenta de que el hombre es una semilla que puede dar lugar a un universo.

       Dios es el interior y el exterior de todas las cosas. El Uno Supremo se manifiesta

  mediante el crecimiento, que es un impulso de dentro hacia fuera, una lucha por la

  expresión  y  la  manifestación.  No  es  mayor  el  milagro  que  consigue  el  alquimista
  cuando hace crecer y multiplicar el oro que el que consigue una diminuta semilla de

  mostaza  cuando  produce  un  arbusto  que  supera  muchos  miles  de  veces  su  propio

  tamaño.  Si  una  semilla  de  mostaza  produce  cien  mil  veces  su  propio  tamaño  y  su

  propio peso cuando se planta en una sustancia totalmente diferente (la tierra), ¿por
  qué no se va a poder multiplicar cien mil veces, por obra de arte, la semilla del oro

  cuando es plantada en su tierra (los metales de baja ley) y alimentada artificialmente

  mediante el proceso secreto de la alquimia?
       La alquimia enseña que Dios está en todo, que es Un Espíritu Universal que se

  manifiesta  en  infinidad  de  formas.  Dios,  por  consiguiente,  es  la  semilla  espiritual

  plantada en la tierra oscura (el universo mate rial). Por obra de arte, es posible cultivar
  y expandir tanto esta semilla que todo el universo de la sustancia se «tiñe» de ella y se

  conviene en lo que la semilla es: oro puro. En la naturaleza espiritual del ser humano,

  esto se denomina «regeneración»: en el cuerpo material de los elementos, se denomina

  «transmutación». Lo mismo que sucede en el universo espiritual y el material ocurre
  en el mundo intelectual. No se puede transmitir sabiduría a un idiota, porque no lleva

  en  su  interior  la  semilla  de  la  sabiduría,  aunque  sí  que  se  puede  transmitir  a  un

  ignorante, por mucho que lo sea, porque la semilla de la sabiduría existe en su interior

  y se puede desarrollar mediante el arte y la cultura. Por consiguiente, un filósofo no es
  más que un ignorante en cuya naturaleza se ha producido una proyección.

       A través del arte (el proceso de aprendizaje), toda la masa de los metales de baja

  ley  (la  masa  mental  de  la  ignorancia)  se  transmutaba  en  oro  puro  (la  sabiduría),  al
  «teñirse» de conocimiento. Por consiguiente, si, mediante la fe y la proximidad a Dios,

  la conciencia del hombre se puede transmutar a partir de los deseos animales básicos

  (representados  por  las  masas  de  los  metales  planetarios)  en  una  conciencia  pura,

  dorada  y  piadosa,  iluminada  y  redimida,  y  el  Dios  que  se  manifiesta  en  su  interior
  puede aumentar a partir de una chispa diminuta hasta convertirse en un Ser inmenso y

  glorioso y si también los metales de baja ley de la ignorancia mental pueden, con el

  esfuerzo  y  el  entrenamiento  adecuados,  transmutarse  en  genio  trascendente  y

  sabiduría, ¿por qué el proceso que tiene lugar en dos mundos o esferas de aplicación
  no va a ser igual de válido en el tercero? Si tanto los elementos espirituales como los
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