Page 659 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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se añadió un cuarto principio vital misterioso llamado azoth. Acerca de los tres
primeros, Von Welling ha escrito lo siguiente: «Hay tres sustancias químicas básicas,
que los filósofos llaman sal, azufre y mercurio, pero que no se deben confundir de
ninguna manera con la sal, el azufre ni el mercurio ordinarios que se extraen de la
tierra o se compran al boticario. Cada una de ellas tiene una naturaleza trina, porque
cada una de estas sustancias en realidad también contiene a las otras dos, según el
arcano secreto de los sabios. El cuerpo de la sal es, por consiguiente, triple: a saber:
sal, azufre y mercurio; pero en el cuerpo de la sal predomina una de ellas: la sal.
Asimismo, el mercurio está compuesto por sal, azufre y mercurio y en él predomina
este último. Lo mismo ocurre con el azufre, que en realidad es sal, azufre y mercurio,
con predominio del azufre. Estas nueve divisiones —3 veces 3—, más el azoth (la
misteriosa fuerza vital universal), suman 10: la década sagrada de Pitágoras. Con
respecto a la naturaleza del azoth hay mucha controversia. Para algunos es el fuego
eterno invisible; para otros, la electricidad, y según otros, el magnetismo. Los
trascendentalistas se refieren a él como la luz astral.
»El universo está rodeado por la esfera de las estrellas, más allá de la cual está la
esfera de Schamayin, que es el agua ardiente divina, la primera efusión de la Palabra
de Dios, el río llameante que sale de la presencia de lo eterno. Schamayin, el agua
ardiente andrógina, divide. El fuego se conviene en el fuego solar y el agua se
convierte en el agua lunar. Schamayin es el mercurio universal —a veces llamado
azoth—, el espíritu inconmensurable de la vida. El agua ardiente espiritual original —
Schamayin— procede del Edén —en hebreo, “vapor”— y se vuelca en los cuatro ríos
principales [los elementos]. Este es el río del agua viva, Azoth [la esencia mercurial
ardiente], que fluye desde el trono de Dios y el cordero. En este Edén [esencia
vaporosa o neblina] está la tierra espiritual [incomprensible e intangible] o el polvo,
afar, con el cual Dios hizo a Adam min Haadamah, el cuerpo espiritual del hombre,
un cuerpo que en algún momento se tiene que poner de manifiesto».
En otra parte de sus escritos, Von Welling dice también que el universo material no
existió hasta que Lucifer intentó realizar la alquimia cósmica y dio un mal uso a
Schamayin, o el fuego divino. Para restablecer el Schamayin que Lucifer había
distorsionado, se formó este universo como un medio para liberarlo de la nube oscura
dentro de la cual había quedado encerrado cuando Lucifer no pudo controlarlo. Estas
afirmaciones ponen de manifiesto sin ninguna duda que para los primeros filósofos la
Biblia era un libro de fórmulas químicas y alquímicas. Es fundamental tener esto
presente en todo momento. ¡Pobre del buscador de la verdad que acepte al pie de la
letra las alegorías intrincadas de los alquimistas, porque jamás podrá ingresar en el