Page 666 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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filosofar sobre alquimia. Según los Misterios, el hombre se redimía al pasar
sucesivamente por las doce mansiones de los cielos. Los doce procesos mediante los
cuales se puede descubrir la «esencia secreta» recuerdan por fuerza al estudioso a los
doce compañeros que se envían a buscar al constructor del universo asesinado, el
Mercurio universal.
Según Salomón Trismosin, las etapas que atraviesa la materia en su trayecto hacia
la perfección se dividen en veintidós partes, cada una de las cuales se representa
mediante el dibujo que le corresponde. Hay una conexión importante entre los
veintidós emblemas de Trismosin, los veintidós arcanos mayores del Tarot y las
veintidós letras del alfabeto hebreo. Estas cartas misteriosas del Tarot son en sí
mismas, si se interpretan correctamente, una fórmula alquímica. Como para
corroborar lo que decían los filósofos medievales en cuanto a que el rey Salomón era
un maestro de la alquimia, el doctor Franz Hartmann ha destacado que el Cantar de los
Cantares —tan mal tratado y tan poco comprendido— es, en realidad, una fórmula
alquímica. El estudioso de la filosofía natural reconocerá de inmediato a la «doncella
de tez oscura de Jerusalén» no como una persona, sino como un material que era
sagrado para los sabios. El doctor Hartmann escribe lo siguiente: «El Cantar de los
Cantares del Antiguo Testamento es una descripción de los procesos de la alquimia.
En este Cantar, el subjectum se describe en Cant. 1, 5: el lirio de los valles en Cant. 2,
1; la preparación y la purificación, en Cant. 2, 4; el fuego, en Cant. 2, 7 y en Cant. 4,
16; la putrefacción, en Cant. 3, 1; la sublimación y la destilación, en Cant. 3, 6; la
coagulación y el cambio de color, en Cant. 5, 9-14; la fijación, en Cant. 2, 12 y en
Cant. 8, 4: la multiplicación, en Cant. 6, 7; la aumentación y la proyección, en Cant. 8,
8 y etcétera, etcétera».
Según un apéndice de la obra sobre la sal universal de Von Welling, si se arroja
sobre la superficie del agua una partícula minúscula de la piedra filosofal, de
inmediato comenzará un proceso de recapitulación en miniatura de la historia del
universo, porque al instante la tintura —como los espíritus del Elohim— se mueve
sobre la superficie de las aguas. Se forma un universo en miniatura que, según dicen
los filósofos, realmente sale del agua y flota en el aire, donde atraviesa todas las etapas
de la evolución cósmica hasta que finalmente se vuelve a convenir en polvo. No solo
se puede preparar una medicina para los metal, sino que también se puede preparar
una tintura para los minerales, mediante la cual se pueden convenir trozos de granito y
mármol en piedras preciosas; también se pueden mejorar las piedras de inferior
calidad.
Como observó adecuadamente uno de los grandes alquimistas, a menudo la