Page 667 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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búsqueda  del  oro  por  parte  del  hombre  supone  su  ruina,  porque  confunde  los

  procesos alquímicos y cree que son puramente materiales. No se da cuenta de que el
  oro  filosofal,  la  piedra  filosofal  y  el  remedio  filosofal  existen  en  cada  uno  de  los

  cuatro  mundos  y  que  el  experimento  no  se  puede  consumar  hasta  que  se  consiga

  llevar a cabo simultáneamente en los cuatro mundos según una sola fórmula. Además

  uno de los componentes de la fórmula alquímica solo existe dentro de la naturaleza
  del  propio  hombre  y  sin  él  sus  elementos  químicos  no  se  combinan,  y,  aunque

  dedique  su  vida  y  su  fortuna  a  la  experimentación  química,  no  obtendrá  el  efecto

  deseado. El motivo primordial por el cual el científico material es incapaz de repetir

  los  logros  de  los  alquimistas  medievales,  por  más  que  siga  todos  los  pasos  con
  cuidado y con precisión, es que en su experimentación carece del elemento sutil que

  procede de la naturaleza del filósofo iluminado y regenerado.

       Acerca de esta cuestión, el doctor Franz Hartmann, en una nota a pie de página en
  su traducción de algunos extractos de Paracelso, expresa con claridad las conclusiones

  de un investigador moderno de la tradición alquímica: «Deseo advertir al lector, que

  tal vez tenga ganas de probar alguna de las fórmulas alquímicas […], que no lo haga a
  menos que sea alquimista, porque, si bien sé por mi experiencia personal que estas

  fórmulas no solo son alegóricas, sino que son literalmente ciertas y saldrán bien en

  manos de un alquimista, solo supondrían una pérdida de tiempo y de dinero en las

  manos de alguien que no posea la preparación necesaria. Una persona que desee ser
  alquimista  debe  llevar  en  sí  la  “magnesia”,  que  es  el  poder  magnético  de  atraer  y

  “coagular” elementos astrales invisibles».

       Al analizar las fórmulas de las páginas siguientes, hay que tener en cuenta que los

  experimentos no se pueden llevar a cabo con éxito a menos que los haga un mago. Si
  dos personas —una iniciada y la otra no iluminada en el arte supremo— se pusieran a

  trabajar una al lado de la otra, utilizando los mismos recipientes, las mismas sustancias

  y  exactamente  el  mismo  modus operandi,  el  iniciado  conseguiría  su  «oro»  y  el  no
  iniciado no. Si antes no se ha producido la alquimia mayor en su alma, nadie puede

  producir  la  alquimia  menor  en  la  retorta.  Esta  es  una  norma  invariable,  aunque  se

  oculta  con  astucia  en  las  alegorías  y  los  emblemas  de  la  filosofía  hermética.  No  se

  puede conseguir la Gran Obra, a menos que uno «nazca de lo alto», o renazca, y, si un
  estudioso  de  las  fórmulas  alquímicas  lo  recuerda,  se  evitará  muchos  disgustos  y

  decepciones Está prohibido hablar de la parte del misterio que tiene que ver con el

  principio  secreto  de  la  vida  dentro  de  la  naturaleza  real  del  hombre,  porque  los

  maestros del arte han establecido que cada uno debe descubrirlo por sí mismo y sobre
  esta cuestión es ilícito explayarse más.
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