Page 826 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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XLIII
EL MISTERIO DEL APOCALIPSIS
La presencia del Templo de Diana en Éfeso indicaba que aquella ciudad era sagrada
para la religión de los Misterios porque las siete mara villas del mundo antiguo se
levantaron para indicar lugares que eran depositarios de conocimientos abstrusos.
Acerca de Éfeso, H. P. Blavatsky escribe lo siguiente:
Era un centro de las doctrinas universales «secretas», el laboratorio misterioso
en el cual, envuelta en la elegante fraseología griega, surgió la quintaesencia de
la filosofía budista, zoroástrica y caldea. Artemisa, gigantesco símbolo
concreto de las abstracciones teosófico-panteístas, la gran madre con muchos
pechos, andrógina y patrona de los «escritos efesios», fue conquistada por
Pablo, pero, aunque los celosos conversos de los apóstoles trataron de quemar
todos sus libros sobre las «artes curiosas», ᾽τα περιεργα, quedaron
suficientes para que pudieran estudiarlos cuando se hubo enfriado su fervor
inicial. [214]
Por ser un gran centro de aprendizaje pagano, Éfeso ha sido escenario de muchos
de los primeros mitos cristianos. Se ha dicho que en esa ciudad tuvo su última
residencia la Virgen María y también que allí estaba la tumba de san Juan Evangelista.
Según la leyenda, san Juan no abandonó esta vida de la forma habitual, sino que
eligió su cámara funeraria, entró en ella cuando aún estaba vivo, cerró la entrada tras
él y así desapareció para siempre de la vista humana. En el antiguo Éfeso circulaba el
rumor de que san Juan dormiría en su tumba hasta que regresara el Salvador y que,
cuando el apóstol se daba la vuelta en su lecho sepulcral, la tierra que había encima se
movía como el cobertor de una cama.