Page 50 - Escritos sobre ocultismo y masonería
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nada de ella fantaseo, su estupidez o mediocridad nada resta, porque yo no
                esperaba sino el aspecto que no tenía que esperar, y el aspecto persiste. Pero
                el conocimiento personal es nocivo porque es inútil, y lo inútil material es
                nocivo siempre. ¿Saber el nombre de la criatura para qué? Y es la primera

                cosa que, presentado a ella, sé.
                      El  conocimiento  personal  precisa  ser,  también,  de  libertad  de
                contemplación,  a  la  cual  mi  forma  de  amar  desea.  No  podemos  mirar
                fijamente, contemplar en libertad, a quien conocemos personalmente.
                      Lo que es superfluo lo es menos para el artista porque, perturbándolo,
                disminuye el efecto.
                      Mi  destino  natural  de  contemplador  indefinido  y  apasionado  de  las
                apariencias  y  de  la  manifestación  de  las  cosas;  objetivista  de  los  sueños,

                amante visual de las formas y de los aspectos de la naturaleza […]
                      No es un caso de lo que los psiquiatras llaman onanismo psíquico, ni
                siquiera  de  lo  que  llaman  erotomanía.  No  fantaseo,  como  en  el  onanismo
                psíquico; no me figuro en sueños amante carnal, ni siquiera amigo de charla,
                de la criatura en la que fijo la mirada y recuerdo: nada fantaseo de ella. Ni,
                como el erotómano, la idealizo y la transporto hacia fuera de la esfera de la
                estética concreta: no quiero de ella, o pienso de ella, más de lo que me da a

                los ojos y a la memoria directa y pura de lo que los ojos vieron.
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