Page 46 - Escritos sobre ocultismo y masonería
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las mayores victorias. Puedo vivir todo eso tal como por fuera de la vida:
depende sólo de mi poder en volver vívido el sueño, nítido, real. Eso exige
estudio y paciencia interior.
Hay varias maneras de soñar. Una es abandonarse a los sueños, sin
intentar volverlos nítidos, dejarse ir en el vacío y en el crepúsculo de sus
sensaciones. Es inferior y cansa, porque ese modo de soñar es monótono,
siempre lo mismo. Hay el sueño nítido y dirigido, pero ahí el esfuerzo en
dirigir el sueño traiciona demasiado el artificio. El artista supremo, el
soñador como yo, tiene sólo el esfuerzo de querer que el sueño sea tal, que
tome tales caprichos… y él se desarrolla delante de él así como él lo
desearía, pero no lo podría concebir si se fatigase al hacerlo. Quiero soñarme
rey… En un acto brusco lo quiero. Y heme súbito rey de un país cualquiera.
Cuál, de qué tipo, el sueño me lo dirá… Es porque yo llegué a esta victoria
sobre lo que sueño que mis sueños me traen siempre inesperadamente lo que
yo quiero. Muchas veces perfecciono, al traerla nítida, la vida cuya vaga
orden sólo había recibido. Yo soy totalmente incapaz de idear las Edades
Medias de diversas épocas y de diversas Tierras que he vivido en sueños. Me
deslumbra el exceso de imaginación que desconocía en mí y voy viendo.
Dejo los sueños ir… Los tengo tan puros que ellos exceden siempre lo que
yo espero de ellos. Son siempre más bellos de lo que yo quiero. Pero esto
sólo el soñador perfeccionado puede esperar obtener. He llevado años
buscando soñadoramente esto. Hoy lo consigo sin esfuerzo…
La mejor manera de comenzar a soñar es mediante libros. Las novelas
sirven de mucho para el principiante. Aprender a entregarse totalmente a la
lectura, a vivir absolutamente con los personajes de una novela, he aquí el
primer paso. Que nuestra familia y sus tristezas nos parezcan necias y
repugnantes al lado de esas, he aquí la señal del progreso.
Es preciso evitar leer novelas literarias donde la atención sea desviada
hacia la forma de la novela. No tengo vergüenza de confesar que así
comencé. Es curioso pero las novelas policiales, los […] es que por una […]
intuición yo leía. Nunca pude leer novelas románticas detenidamente. Pero
eso es una cuestión personal, por no tener carácter amoroso, ni siquiera en
sueños. Cada cual cultive, sin embargo, el carácter que tuviere. Recordemos
siempre que soñar es buscarnos. El sensual deberá, para sus lecturas, escoger
las opuestas a las que fueron las mías.
Cuando la sensación física llega, puede decirse que el soñador pasó más
allá del primer grado del sueño. Esto es, cuando una novela sobre combates,