Page 52 - Escritos sobre ocultismo y masonería
P. 52
EL RÍO DE LA POSESIÓN
Que somos todos diferentes, es un axioma de nuestra naturalidad. Sólo
nos parecemos de lejos, en la medida, por lo tanto, en que no somos
nosotros. La vida es, por eso, para los indefinidos; sólo pueden convivir los
que nunca se definen, y son, uno y otro, nadie.
Cada uno de nosotros es dos, y cuando dos personas se encuentran, se
aproximan, se unen, es raro que las cuatro puedan estar de acuerdo. El
hombre que sueña en cada hombre que obra, si tantas veces se enfada con el
hombre que obra: ¿Cómo no se enfadará con el hombre que obra y el
hombre que sueña en el Otro?
Somos fuerzas porque somos vidas. Cada uno de nosotros tiende para sí
mismo con escala por los otros. Si tenemos por nosotros mismos el respeto
de considerarnos interesantes, […]. Toda aproximación es un conflicto. El
otro es siempre el obstáculo para quien busca. Sólo quien no busca es feliz;
porque sólo quien no busca, encuentra, visto que quien no busca ya tiene, y
ya tener, sea lo que fuere, es ser feliz, como no pensar es la mejor parte de
ser rico.
Te miro, dentro de mí, prometida supuesta, y ya nos desavenimos antes
de que existas. Mi hábito de soñar claro me da una noción justa de la
realidad. Quien sueña de más necesita dar realidad al sueño. Quien da
realidad al sueño tiene que dar al sueño el equilibrio de la realidad. Quien da
al sueño el equilibrio de la realidad, sufre de la realidad de soñar tanto como
de la realidad de la vida y de lo irreal del sueño como del sentir la vida irreal.
Te estoy esperando, en devaneo, en nuestro cuarto con dos puertas, y te
sueño viniendo y en mi sueño entras hasta mí por la puerta de la derecha; si
cuando entras, entras por la puerta de la izquierda, hay ya una diferencia
entre tú y mi sueño. Toda la tragedia humana está en este pequeño ejemplo
de cómo aquellos con quien pensamos nunca son aquellos en quien
pensamos.