Page 13 - Alejandro Casona
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HELENA.
Siéntese, por favor.
ISABEL.—(Sin sentarse.)
¿Fue usted la que me llamó?
HELENA.
Yo no puedo tomar iniciativas; sólo obedezco órdenes. Pero estoy
segura de que el señor Director va a ser feliz cuando lo sepa. Un
momento. (Va al audífono.) ¡Hola! ¿Dirección? (Se oye en el audífono
la voz del Director.)
VOZ.
Diga, Helena.
HELENA.
Tengo una gran noticia para usted.
VOZ.
Si quiere darme la mejor del día dígame que los ojos tristes que
esperábamos acaban de llegar.
HELENA.
Efectivamente, aquí está.
VOZ.
Salúdela en mi nombre y dígale que en cuanto termine aquí tendré el
mayor gusto en atenderla. De corazón.
HELENA.
A sus órdenes. (Corta.) ¿Ha oído?
ISABEL.
Realmente no sé cómo agradecerles... Pero ¿podría saber quién me
llamó y para qué me han traído aquí?
HELENA.
El señor Director le explicará. ¿No quiere sentarse? Parece un poco
nerviosa.
ISABEL.
Mucho. Y sobre todo, desconcertada. Fue una cita tan extraña y en un
momento de mi vida tan... tan... (Ahoga un sollozo y se deja caer en
un asiento.)
HELENA.