Page 14 - Alejandro Casona
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Vamos, señorita, tranquilícese. Le aseguro que está entre amigos...
¡quién sabe si compañeros! ¿Quiere tomar algo?
ISABEL.
Nada, gracias. (Sonríe disculpándose mientras se seca una lágrima.)
Ya pasó.
ISABEL, HELENA y MECANÓGRAFA. Después, BALBOA
MECANÓGRAFA.—(En la puerta.)
Hay un señor que quiere hablar con la dirección.
HELENA.
Que espere.
MECANÓGRAFA.
Viene recomendado por el Doctor Ariel.
HELENA.
¿Por el Doctor Ariel en persona? ¡Pero hágalo pasar inmediatamente!
Adelante, señor, adelante. (Entra el Señor Balboa: un anciano
correctísimo y pulcro, un poco tímido. Trae en la mano una tarjeta
azul.)
BALBOA.
Señorita...
HELENA.
Encantada. ¿Es usted amigo del Doctor Ariel?
BALBOA.
Tengo ese honor.
HELENA.
Entonces supongo que el doctor le habrá informado ya... ¿no?
BALBOA.
No, nada; me dio simplemente esta dirección y me dijo que aquí lo
sabría todo... si es que algo podían hacer por mí.
HELENA.
Esperemos que sí. Tome los datos, Amelia. (La Mecanógrafa recoge la
tarjeta del señor Balboa y se sienta a tomar los datos para el fichero.
Helena le indica un asiento y dice por Isabel.) No sé si tengo derecho
a hacer las presentaciones o si prefieren reservarse los nombres. En