Page 19 - Alejandro Casona
P. 19
ISABEL.
¿Y en una secta?
BALBOA.
¿De qué?
ISABEL.
Qué sé yo. Una secta secreta.
BALBOA.
¿Religiosa? No es cosa de estos tiempos. ¿Política? ¿Una organización
terrorista?
ISABEL.
¿Contra un viejo y una pobre mujer sola? No valdría la pena.
BALBOA.—(Desesperado.)
Pero entonces ¿dónde diablos nos hemos metido? Yo soy un poco
distraído y puedo equivocarme; pero usted... ¿Es posible que haya
venido aquí sin saber adónde venía?
ISABEL.
Cuando me llamaron estaba tan desesperada que no podía negarme.
Si en aquel momento me hubieran citado a la puerta del infierno
habría ido lo mismo.
BALBOA.
¿Quién la citó?
ISABEL.
Ni lo sé. Era un anónimo.
BALBOA.
¡Me lo estaba imaginando! ¿Con amenazas?
ISABEL.
Al contrario: con la más hermosa de las promesas.
BALBOA.
¡Haber empezado por ahí! ¿Se da cuenta ahora del peligro, criatura?
Una muchacha, joven, linda, sola... ¿Cómo no sospechó esta intriga
tenebrosa?
ISABEL.—(Aterrada corriendo a refugiarse a su lado.)
¡No me diga! ¿Un secuestro?
BALBOA.

