Page 61 - Alejandro Casona
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MAURICIO.
Nunca tenemos hora. O nos dormimos como troncos hasta media
mañana o salimos al río con el sol.
GENOVEVA.
Hasta mañana, y bien venidos.
TODOS.
Hasta mañana, Genoveva. Buenas noches. (Sale Genoveva.)
ABUELA, BALBOA, MAURICIO e ISABEL
ABUELA.
Eso del río no será verdad. Corta como un cuchillo.
MAURICIO.
¿Qué sabéis aquí lo que es el frío? (Animando a Isabel para meterla
en situación.) ¡Que te diga Isabel si es bueno bañarse en los
torrentes con espuma de nieve!
ISABEL.
¡Aquellos torrentes blancos, con los salmones saltando contra la
corriente!
ABUELA.
Recuerdo; una vez me lo escribiste, cuando el viaje por el San
Lorenzo. ¿No fue allí donde grabaste mi nombre en un roble?
MAURICIO.
Allí fue.
ABUELA.
¡Me gustaría tanto oírtelo a ti mismo!
MAURICIO.
¿La excursión a los grandes lagos? ¡Algo de cuento! Imagínate un
trineo tirado por catorce perros con cascabeles; ahí los rebaños de
ciervos; allá, los bosques de abetos como una navidad sin fin... y al
fondo el mar dulce de los cinco lagos, con las montañas altísimas
metiendo la cresta de nieve en el cielo.
ABUELA.
¡Cómo! ¿Pero hay montañas en la región de los lagos? (El Abuelo
tose.)

