Page 73 - Cartas a Jóvenes Enamorados (1987)
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Responsabilidad sexual de los jóvenes cristianos            69


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                                                                                               [68]
               Carta 2
               Enero 12, 1880
               Apreciado Guillermo,
                    Me levanté temprano esta mañana Pensando en ti mi mente no
               tiene descanso. Tu caso me ha sido mostrado. El registro del cielo
               se abrió y pude leer una crónica de tu vida.

                    Arrojas sobre ti reflejos de los más amargos por haber confiado
               en tu propio juicio y haber caminado en tu propia sabiduría, recha-
               zando la voz de Dios y despreciando las advertencias y consejos de
               sus siervos, y siguiendo con perseverancia y persistencia tus propios

               caminos perniciosos por lo cual el camino de la verdad ha sido
               blasfemado y se perdieron almas que podrían haberse salvado por
               tu intermedio.
                    Mucho más podría decir acerca de ti, pero esto es suficiente
               por el momento. Me sentí tan agradecida cuando salí de la visión
               y comprendí que no era una realidad presente, y que el tiempo de
               gracia todavía se prolongaba. Y ahora quisiera apelar a ti para que

               te apresures y no juegues más con las cosas eternas.
                    Te vanaglorías de que eres honesto, pero no lo eres. Por tu con-
               ducta has estado soldando las cadenas que te mantendrán en la
               mismísima servidumbre con Carolina, y aún continúas haciéndolo.
               Rechazaste la voz de Dios y escuchaste la voz de Satanás. Actúas

               como un hombre desprovisto de sus sentidos. ¿Y por quién? Por
               una niña sin principios, sin un solo rasgo apreciable de carácter,
               orgullosa, extravagante, voluntariosa, sin consagración, impaciente,
               obstinada, sin afecto natural, impulsiva. Si te separas completamen-
               te de ella, tendría la oportunidad de verse como es y de humillar su
               corazón delante de Dios.

                    En la vida de todo joven hay un período crítico cuando se separa
               de las influencias del hogar y de los consejos sabios, y entra en
               nuevas escenas y circunstancias probatorias. Si por razones ajenas
               a su voluntad o elección se ve colocado en situaciones peligrosas, y
               depende de Dios para recibir fortaleza—cultivando el amor de Dios

               en su corazón—está guardado de ceder a la tentación por el poder
               de Dios que lo está probando.
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