Page 72 - Cartas a Jóvenes Enamorados (1987)
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                    Debido a la infatuación de ambos, invertiste horas nocturnas
               en su compañía. Ella te profesa amor, pero desconoce lo que es un
               amor puro que brota de un corazón modesto. Se me mostró que estás
               fascinado, engañado, y que Satanás se regocija de que alguien que
               difícilmente tiene un rasgo de carácter que podría convertirla en la
               esposa que te hiciera feliz en un hogar feliz, tenga una influencia

               tal que te separa de tu madre que te ama con un afecto inalterable.
               En el nombre del Señor, cesa tus atenciones hacia Carolina o cásate
               con ella—no escandalices a la causa de Dios.
                    Seguiste tu propio curso de acción sin tomar en cuenta las con-
               secuencias. Tu corazón se rebela contra tu madre porque ella no

               puede aceptar en forma alguna a Carolina ni aprobar las atenciones
               que le brindas.
                    La intimidad que has desarrollado con Carolina no ha servido
               para acercarte al Señor ni para santificarte mediante la verdad.
               Estás arriesgando intereses eternos en la compañía de esta niña.
                    Carolina espera casarse contigo, y tú la has estimulado a pensar

               en eso por tus atenciones. Tu felicidad en esta vida y en la vida futura
               está en peligro. Has estado siguiendo sus atenciones engañosas y
               necias y tu propio juicio, los cuales no han hecho de ti un cristiano
               más consistente ni un hijo más fiel y respetuoso. Si la atmósfera
               que rodea a Carolina es muy agradable para ti; si ella llena las

               aspiraciones que tienes en cuanto a lo que debe ser la esposa que
               ha de estar a la cabeza de tu familia; si con juicio sereno, y a la luz
        [67]   de lo que Dios ha señalado, su ejemplo es digno de imitarse, sería
               mejor que te casaras con ella en vez de frecuentar su compañía y
               luego conducirse como solamente los esposos debieran hacerlo.
                    Vuestros actos y conversación son ofensivos a Dios. Los ángeles

               de Dios registran vuestras palabras y acciones. Se te ha dado luz
               pero no la has escuchado. La conducta que has seguido trae repro-
               che sobre la causa de Dios. Tu proceder es incorrecto y no cristiano.
               Cuando deberíais haber estado cada uno en su propia casa, habéis
               estado el uno en compañía del otro, y el uno en los brazos del otro

               casi toda la noche. ¿Han sido vuestros pensamientos más puros, más
               santos, más elevados y ennoblecidos? ¿Habéis tenido un consejo
               más claro del deber y un amor mayor hacia Dios y la verdad?


                                                                                 Tu amiga,
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