Page 31 - El Mártir de las Catacumbas
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inconmovible y la sublime esperanza. Se deleitaba leyéndolas, y el devoto interés que Honorio
prestaba a estas piadosas memorias lo convertía en el más simpático de los guías.
-Allí dijo Honorio- reposa un testigo de la verdad.
Marcelo miró hacia donde le señaló y leyó lo siguiente:
PRIMICIO, EN PAZ, DESPUES DE MUCHOS TORMENTOS, EL MAS VALIENTE
DE LOS MARTIRES. EL VIVIÓ COMO TREINTA Y OCHO ANOS. ESTE ES UN
RECUERDO DE SU ESPOSA QUE AMABA AL QUE BIEN LO MERECIA.
-Estos hombres -dijo Honorio, nos enseñan como deben morir los cristianos. Más allá hay
otro, que también sufrió lo mismo que Primicio.
PABLO FUE MUERTO SUFRIENDO TORTURAS, A FIN DE QUE GOZARA DE
LAS ETERNAS BIENAVENTURANZAS.
-Y allá dijo Honorio, está la tumba de una noble dama, quien mostró una fortaleza tal que
solamente Jesucristo puede conceder aun al más débil de sus seguidores en la hora de la
necesidad:
CLEMENCIA, TORTURADA, REPOSA, ELLA RESUCITARA.
-Si fueres llamado dijo Honorio, a pasar por el artículo de muerte, el espíritu
instantáneamente es "ausente del cuerpo y presente con el Señor." La prometida vuelta de
nuestro Señor, la cual puede suceder en cualquier momento, Constituye "la bendita esperanza" de
los cristianos adoctrinados. "Porque el mismo Señor descenderá del cielo con aclamación, con
voz de arcángel, y con trompeta de Dios; y los muertos en Cristo resucitarán primero: luego
nosotros, los que vivimos, los que quedamos, seremos arrebatados juntamente con ellos en las
nubes a recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor."
Honorio continuó diciendo, -Aquí reposa Constancio, quien en doble sentido fue
constante a su Dios mediante una doble prueba. Primero le dieron veneno; pero como esto no le
hiciera ningún efecto, fue muerto a espada.
EL TRAGO MORTAL NO SE ATREVIÓ A PRESENTAR A CONSTANCIO LA
CORONA QUE SOLO AL ACERO FUE PERMITIDO OFRECERLE.
Así caminaron a lo largo de las murallas leyendo las Inscripciones que se les presentaban
a ambos lados. Nuevos sentimientos asaltaron a Marcelo, conforme leía el glorioso catálogo de
nombres. Para él fue toda una historia de la Iglesia de Jesucristo. Aquí estaban los actos de los
mártires expuestos ante él en palabras de fuego. Los rudos cuadros que adornaban muchas de las
tumbas llevaban en sí todo el sentimiento que las más bellas obras de los hábiles artistas no
podían producir. Las letras rudamente labradas, la escritura y los errores gramaticales que