Page 27 - El Mártir de las Catacumbas
P. 27
se trata de soldados, sino de niños, que estaban imbuidos de los mismos sentimientos en sus
corazones.
-Desde entonces no he podido pensar absolutamente en ninguna otra cosa. ¿Quién es ése
que os amó? ¿Quién es el que os lavó de vuestros pecados Con su sangre? ¿Quién es el que os da
ese valor sublime y esa esperanza viva? ¿Quién o qué es lo que os sostiene aquí? ¿Quién es
Aquel a quien acaban de estar hablando?
-Yo efectivamente he sido comisionado para conducir los soldados contra vosotros para
destruiros. Pero primeramente quiero saber más respecto a vosotros. Yo juro por el Ser supremo
que esta mi visita no os ha de ocasionar ningún daño. Decidme, pues, el secreto de los cristianos.
Honorio contestó, -Tus palabras son ciertas y sinceras. Ahora ya sé que tú no eres espía o
enemigo, sino más bien una alma inquisitiva que ha sido enviada aquí por el mismo Espíritu
Santo para que conozcas aquello que hace tiempo has estado buscando. Regocíjate, pues, porque
todo aquel que viene a Cristo de ninguna manera será desechado.
-Has visto hombres y mujeres que han dejado amigos, hogar, honores, y riquezas para
vivir aquí en necesidad, temor, dolor; y todo lo han tenido por pérdida por causa de Jesucristo. Ni
aun sus propias vidas aprecian ellos. El cristiano lo deja todo por Aquel que le amo.
-Tienes toda la razón, Marcelo, al pensar que hay un gran poder que puede hacer todo
esto. No es el mero fanatismo, no es ilusión, ni menos es emoción. Es el conocimiento de la
verdad y el amor al Dios viviente.
-Lo que tú has buscado por toda tu vida es para nosotros nuestra más cara posesión.
Atesorado en nuestros corazones, es para nosotros más digno sin lugar a compararse siquiera con
todo lo que el mundo puede dar u ofrecer. Nos otorga felicidad en la vida aun en este tenebroso
lugar, y nos da la victoria frente a la misma muerte.
-Tú anhelas conocer al Ser supremo; pues nuestra fe (el Cristianismo) es la revelación de
El. Y por medio de esta revelación El hace que le conozcamos. Conforme es infinito en grandeza
y poder, también lo es en amor y misericordia. -esta fe nos acerca tan estrechamente a El que El
llega a ser nuestro mejor amigo, nuestro guía, nuestro consuelo, nuestra esperanza, nuestro todo,
nuestro Creador, nuestro Redentor, y el presente y eterno Salvador.
-Tú quieres saber de nuestra vida inmortal. Pues nuestras escrituras sagradas nos explican
esto. Ellas nos enseñan que creyendo en Jesucristo, el Hijo de Dios, y amando y sirviendo a Dios
en la tierra, moraremos con El en infinita y eterna bienaventuranza en los cielos. Ellas también
nos muestran cómo debemos vivir a fin de agradarle aquí, a la vez que nos enseñan cómo le
hemos de alabar por siempre después de esta vida. Por ellas conocemos que la muerte, aunque es
una maldición, ya no lo es para el creyente, sino que más bien se torna en bendición, puesto que
"partir y estar con Cristo es mucho mejor," en vez de permanecer aquí, porque entramos a la
presencia de "Aquel que nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros."
-Por consiguiente, exclamó Marcelo, si esto es así, hacedme conocer esta verdad. Porque
esto es lo que he estado buscando por largos años; por esto he orado a aquel Ser supremo de
quien he oído solamente. Tú eres el poseedor de aquello que yo he anhelado saber. El fin y el
objetivo de mi vida se encuentran aquí. Toda la noche está delante de nosotros. No me deseches
ni dilates más; dime todo de una vez. ¿Es verdad que Dios ha revelado todo esto, y que yo he
estado en ignorancia de ello?