Page 94 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
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oriental de que hacía gala el príncipe extranjero. Y otras se
         afirma, por el contrario, que fue raptada.
             En  cualquier  caso,  hay  un  hecho  indudable:  la  fuga
         de  Helena con  Paris desencadenó  la guerra de Troya.  Sin
         embargo, ésta no habría sido lo que fue si sólo se hubiera
         tratado  de  los  celos  de  un  marido  decidido  a  recuperar  a
         su mujer.  El asunto es mucho más grave.  Por un lado,  in­
         tervienen  la  concordia,  la  hospitalidad,  los  vínculos  de
         vecindad y  los  compromisos,  y,  por  el  otro,  la violencia,
         el  odio  y  las  discordias.  Cuando  Helena  alcanza  la  edad
         de casarse,  su padre Tindáreo, ante una beldad semejante,
         ante una joya tan  preciosa,  se dice que no es asunto fácil.
         Así  pues,  convoca  a  todos  los  jóvenes,  príncipes  y  reyes
         todavía solteros  de Grecia para que acudan  a su casa y su
         hija  pueda  elegir  entre  ellos  con  conocimiento  de  causa.
         Todos  pasan cierto tiempo en la corte del  rey.  Helena no
         se  decide.  Tindáreo  está  perplejo.  Tiene  un  sobrino  muy
         astuto,  Ulises,  al  que  hay  que  recordar  porque  también
         desempeña  un  papel  importante  en  esta  historia.  Éste  le
         dice,  más  o menos,  lo siguiente:  «Sólo  tienes  una manera
         de  resolver  el  problema.  Antes  de  comunicar  la  elección
         de  Helena,  lo  que  es  probable  que  provoque  conflictos,
         obliga  a  todos  los  pretendientes  a  hacer  unánimemen­
         te  un  juramento  según  el  cual,  sea  cual  sea  su  decisión,
         aceptarán  la elección y,  además,  se sentirán  comprometi­
         dos  por  ese  matrimonio.  Si  al  que  haya  sido  elegido  le
         ocurre algo  desagradable en sus relaciones matrimoniales,
         todos  obrarán  de  modo  solidario  con  el  marido.»  Todos
         prestan el juramento  y piden a Helena  que  manifieste su
         preferencia. Y, al fin, elige a Menelao.
             Éste  ya  conocía  a  Paris.  Con  motivo  de  un  viaje  a
         Tróade,  había sido huésped de  Príamo.  Cuando,  acompa­
         ñado  de  Eneas,  Paris  viaja  a  su vez  a  Grecia,  es  recibido
         inicialmente  con  gran  pompa por los hermanos  de  Hele­

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