Page 159 - Comentarios_reales_1_Inca_Garcilaso_de_la_Vega
P. 159

y,  por  el  contrario,  son  grandes  imitadores  de  lo  que  ven  hacer,  como  lo
           prueba  la  experiencia  de  lo  que  han  aprendido  de  los  españoles  en  todos
           los  oficios  que  les  han  visto  hacer,  que  en  algunos  se  aventajan.
                La  misma  habilidad  muestran  para  las  ciencias,  si  se  las  enseñasen  como
           consta  por  las  comedias  que  en  diversas  partes  han  representado,  porque  es
           así  que  ·algunos  curiosos  religiosos,  de  diversas  religiones,  principalmente
           de  la  Compañía  de  Jesús,  por  aficionar  a  los  indios  a  los  misterios  de  nues-
           tra  redención,  han  compuesto  comedias  para  que  las  representen  los  indios,
           porque  supieron  que  las  representaban  en  tiempo  de  sus  Reyes  Incas  y  por-
           que  vieron  que  tenían  habilidad  e  ingenio  para  lo  que  quisiesen  enseñarles,
           y  así  un  Padre  de  la  Compañía  compuso  una  comedia  en  loor  de  Nuestra
           Señora  la  Virgen  María  y  la  escribió  en  lengua  aimara,  diferente  de  la  len-
           gua  general  del  Perú.  El  argumento  era  sobre  aquellas  palabras  del  libro
           tercero  del  Génesis:  "Pondré  enemistades  entre  ti  y  entre  la  mujer,  etc ...
           y  ella  misma  quebrantará  tu  cabeza".  Representáronla  indios  muchachos  y
           mozos  en  un  pueblo  llamado  Sulli.  Y  en  Potosí  se  recitó  un  diálogo  de  la
           fe,  al  cual  se  hallaron  presentes  más  de  doce  mil  indios.  En  el  Cuzco  se  re-
           presentó  otro  diálogo  del  niño  Jesús,  donde  se  halló  toda  la  grandeza  de
           aquella  ciudad.  Otro  se  representó  en  la  ciudad  de  Los  Reyes,  delante  de  la
           Cancillería  y  de  toda  la  nobleza  de  la  ciudad  y  de  innumerables  indios,  cuyo
           argumento  fue  del  Santísimo  Sacramento,  compuesto  a  pedazos  en  dos  len-
           guas,  en  la  española  y  en  la  general  del  Perú.  Los  muchachos  indios  repre-
           sentaron  los  diálogos  en  todas  las  cuatro  partes  con  tanta  grada  y  donaire
           en  el  hablar,  con  tantos  meneos  y  acciones  honestas,  que  provocaban  a  con-
           tento  y  regocijo,  y  con  tanta  suavidad  en  los  cantares  que  muchos  españoles
           derramaron  lágrimas  de  placer  y  alegrfo  viendo  la  gracia  y  habilidad  y  buen
           ingenio  de  los  indiezuelos,  y  trocaron  en  contra  la  opinión  que  hasta  enton-
           ces  tenían  de  que  los  indios  eran  torpes  e  inhábiles.
               Los  muchachos  indios,  para  tomar  de  memoria  los  dichos  que  han  de   •
           decir,  que  se  los  dan  por  escrito,  se  van  a  los  españoles  que  saben  leer,  se-
           glares  o  sacerdotes,  aunque  sean  de  los  más  principales,  y  les  suplican  que
           les  lean  cuatro  o  cinco  veces  el  primer  renglón,  hasta  que  lo  toman  de
           memoria,  y  porque  no  se  les  vaya  de  ella,  aunque  son  tenaces,  repiten  mu-
           chas  veces  cada  palabra,  señalándola  con  una  piedtecita  o  con  un  grano  de
           una  semilla  de  diversos  colores,  Que  allá  hay,  del  tamaño  de  garbanzos,  que
           llaman  chuy,  y  por  aquellas  señales  se  acuerdan  de  las  palabras,  y  de  esta
           manera  van  tomando  sus  dichos  de  memoria  con  facilidad  v  brevedad,  por
           la  mucha  diligencia  y  cuidado  que  en  ello  Mnen.  Los  españ~les  a  quien  los
           indiezuelos  piden  que  les  lean  no  se  desdeñan  ni  se  enfadan,  por  graves
           que  sean  antes  les  acarician  y  dan  ¡msto,  sabiendo  para  lo  que  es.  De  manera
           que los  indios  del  Perú,  va  que  no  fueron  ingeniosos  para  inventar,  son  muy
           hábiles  para  imitar  y  aprender  lo  que  les  enseñan.  Lo  cual  experimentó  lar-
           gamente  el  Licenciado  Juan  de  Cuéllar,  natural  de  Medina  del  Campo,  que


                                           120
   154   155   156   157   158   159   160   161   162   163   164