Page 309 - Comentarios_reales_1_Inca_Garcilaso_de_la_Vega
P. 309

res  de  Hancohuallu,  llamadas  Chalkumarca  y  Suramarca.  Marca,  en  la  len-
             gua  de  aquellas  provincias,  quiere  decir  fortaleza.  En  ellas  estuvo  el  des-
             terrado  Hancohuallu  los  postreros  días  que  estuvo  en  su  señorío,  como  des-
             pidiéndose  de  ellas,  las  cuales,  según  dicen  sus  indios,  sintió  más  dejar  que
             todo  su  estado.  Sosegado  el  alboroto  que  causó  la  huida  de  Hancohuallu  y
             acabada  la  visita  que  el  Inca  hacía  de  su  Imperio,  se  volvió  al  Cuzco,  con
             determinación  de  hacer  asiento  por  algunos  años  en  su  corte  y  ocuparse  en
             el  gobierno  y  beneficio  de  sus  reinos  hasta  que  se  olvidase  este  Begundo
             motín  de los  Chancas. Lo  primero  que  hizo  fue  promulgar  algunas  leyes  que
             parecieron convenir,  para  atajar que  no  sucediesen  otros  levantamientos como
             los  pasados.  Envió  a  las  provincias  chancas  gente,  de  la  que  llamaban  adve-
             nediza,  en  cantidad  de  diez  mil  vecinos,  que  poblasen  y  restaurasen  la  falta
             de  los  q·ue  murieron  en  la  batalla  de  Yahuarpampa  y  de  los  que  se  fueron
             con  Hancohuallu.  Dióles  por  caudillos  Incas  de  los  del  privilegio,  los  cuales
             ocuparon  los  vados  que  en  aquellas  provincias  había.  Concluido  lo  que  se
             ha  dicho,  mandó  hacer  grandes  y  suntuosos  edificios  por  to::lo  su  Imperio,
             particularmente  en  el  valle  Yucay,  y  más  abajo,  en  Tampu.  Aquel  valle  se
             aventaja  en  excelencia  a  todos  los  que  hay  en  el  Perú,  por  lo  cual  todos  los
             Reyes  Incas,  desde  Manco  Cápac,  que  fue  el  primero,  hasta  el  último,  lo
             tuvieron  por  jardín  y  lugar  de  sus  deleites  y  recreación  donde  iban  a
             alentarse  de  la  carga  y  pesadumbre  que  el  reinar  tiene  consigo,  con  los
             negocios  de  paz  y  de  guerra  que  perpetuamente  se  ofrecen.  Está  cua•
             tro  leguas  pequeñas  al  nordeste  de  la  ciudad;  el  sitio  es  amenisimo,  de
             aires  frescos  y  suaves,  de  lindas  aguas,  de  perpetua  templanza,  de  tiempo
             sin  frío  ni  calor,  sin  moscas  ni  mosquitos  ni  otras  sabandijas  penosas.  Está
             entre dos  sierras  grandes;  la  que  tiene  al  levante  es  la  gran  cordillera  de  la
             Sierra  Nevada,  que  con  una  de  sus  vueltas  llega  hasta  allí.  Lo  alto  de  aquella
             sierra es  de  perpetua  nieve,  de  la  cual  descienden  al  valle  muchos  arroyos  de
             agua,  de  que  sacan  acequias  para  regar  los  campos.  Lo  medio  de  la  sierra
             es  de  bravísimas  montañas:  la  falda  de  ella  es  de  ricos  y  abundantes  pastm
             llenos  de  venados,  corzos,  gamos,  huanacus  y  vicuñas  y  perdices,  y  otras
             muchas  aves,  aunque  el  desperdicio  de  los  españoles  tiene  ya  destmido  todo
             lo  que  es  cacería.  Lo  llano  del  valle  es  de  fertilísimas  heredades,  llenas  de
             viñas  y  árboles  frutales  y  cañaverales  de  azúcar  que  los  españoles  han
             puesto.
                 La  otra  sierra  que  tiene  al  poniente  es  baja,  aunque  tiene  más  de  una
             legua  de  subida;  al  pie  de ella  corre  el  caudaloso  río  de  Yúcay,  con  suave  y
             mansa  corriente,  con  mucha  pesquería  y  abundancia  de  garzas,  ánades  y  otras
             aves  de  agua.  Por las  cuales  cosas  se  v¡¡¡1  a convalecer  a  aquel  valle  todos  los
             enfermos  del  Cuzco  que  pueden  ir  a  él,  porque  la  ciudad,  por  ser  de  tem-
             ple  más  frío,  no  es  buena  para  convalecientes.  El  día  de  hoy  no  se  tiene  por
             bienandante  el  español  morador  del  Cuzco  si  no  tiene  parte  en  aquel  valle.
             Este  Inca Viracocha  fue  particularmente  aficionado  a  aquel  sitio,  y  así  man-


                                             270
   304   305   306   307   308   309   310   311   312   313   314