Page 213 - Orestiada. Agamenón. Las Coéforas. Las Euménides
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AGAMENÓN
en los mortales cuando pisotean más al que ha caído. 885
Por cierto, tal descargo no lleva engaño.
Para mí, en verdad, de las lágrimas las colmadas
fuentes ya se han secado, y no resta ni una gota.
En mis desvelados ojos hay dolencia
por estar llorando el relevo de las antorchas 890
siempre silenciosas. Y de mis sueños
me despertaba bajo los leves vuelos
de un zumbón mosquito, viendo en torno tuyo
más sufrimientos que el tiempo que podía dormir.
Ahora, tras haber sufrido todo esto, con el corazón sin
[angustia, 895
puedo llamar a este hombre perro guardián de mi morada,
salvador cordel de la nave, del alto techo
sólida columna, unigénito hijo para su padre,
y tierra avizorada por los navegantes sin esperanza,
el más bello día que se pueda contemplar luego de la
[tormenta, 900
para el caminante sediento arroyo del manantial:
Es un placer escapar de toda constricción.
Con tales salutaciones lo estimo digno.
Que la envidia se aleje, porque antes ya muchos males
hemos soportado. Ahora, mi querido esposo, 905
desciende de este carro, sin que en la tierra pongas
tu pie, señor, destructor de Ilio.
Esclavas, ¿qué esperan para cumplir la orden
que se les encomendó de extender la alfombra en la tierra?
¡Que al punto se torne de púrpura el camino 910
para que a la casa inesperada pueda la Justicia conducirlo!
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