Page 87 - Los siete sabios de Grecia, en sus siete veneradas sentencias
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cía derramar su enojo , y desde en-
tonces quedó en proverbio para los
iracundos; llamarlos lodo amasado
porque no hay ira , que
con sangre ,
no la derrame, ó con la execucion^^
ó con el deseo, y siempre que el
débil barro de nuestra naturaleza se
mezclare con tan nociva pasión , se
ensangrentará lamentablemente en
la execucion , ó en el deseo.
Viendo Séneca la invencible ira
de Nerón, le compuso un libro de
clemencia, por si en su apasible, y
saludable, leyenda podia mitigar el
continuado furor de sus acciones;
pero ni aun la fuerza de la razón de
su Maestro pudo imprimirse en sus
duras entrañas, para refrenar tan do-
minante pasión , solo contempló loa
respetos de Séneca, para darle á ele-
gir muerte, pero no pudo vencer á
sus enojos, para dexar de dársela.
Hay algunos tan injustos en el
exceso de la ira que les enoja lo
,
mis-