Page 161 - DERECHO INDÍGENA Y DERECHOS HUMANOS EN AMÉRICA LATINA (1988)
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que tenemos por delante son muchos. El problema de la posesión legal de
                  nuestros terrenos, el de la educación, el económico, la integración positiva y no
                  destructiva a la vida nacional, etcétera.

                         Para enfrentar estos problemas con serenidad necesitamos saber que
                  tenemos amigos, autoridades y religiosos de buena fe que nos acompañarán en
                  esta difícil tarea. (...).

                         Como decíamos antes, la historia, el mundo entero es testigo de lo que
                  pasó a nuestros hermanos indígenas del Ecuador, de América Latina y del mundo
                  entero: les destruyeron, les han hecho  desaparecer o les han convertido en
                  marginales de todo, luego de haberlos despojado de sus tierras y haber hecho
                  desaparecer su cultura. Y esto se sigue haciendo, en nombre de la "civilización"
                  pasando por encima de todos los derechos humanos.

                         Jamás permitiremos que esta historia  se repita también con nosotros.
                  Estamos conscientes de lo que pasó a  los demás. Antes de que llegue nuestro
                  turno, antes de que nos hagan desaparecer, de que hagan de los Shuar lo que se
                  ha hecho con los indígenas de la Sierra, antes de convertirnos en marginados de
                  todo derecho, tendrán que quemar los árboles que cubren nuestras tierra, secar
                  los ríos, borrar de nuestras mentes todo lo que es Shuar, todo lo que es nuestra
                  cultura; en definitiva tendrán que hacer desaparecer aproximadamente mil años de
                  historia y esto el mundo entero no lo consentirá jamás.


                                                             MÉXICO


                                                 DECLARACIÓN DE TEMOAYA


                         Hermanos indios:

                         Hoy estamos aquí reunidos porque sabemos que ha llegado el tiempo de
                  nuestra voz, de ser escuchados. Ya nadie hablará por nosotros, ni se sentará a
                  discutir lo que harán con nuestros pueblos.

                         Estamos vivos, y tomamos nuestro destino en las manos. Después de todo,
                  ésta es nuestra tierra milenaria, y sólo aquí están nuestros derechos. Aquí brilló
                  siempre el sol de nuestra historia y seguirá brillando ahora por muchos siglos.

                         Durante más de cuatrocientos cincuenta años trataron de destruir nuestra
                  sociedad y cultura, de borrar hasta nuestra memoria, pero no lo han logrado
                  todavía ni lo lograrán.








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