Page 162 - DERECHO INDÍGENA Y DERECHOS HUMANOS EN AMÉRICA LATINA (1988)
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Es el tiempo de nuestra palabra, de la recuperación de nuestra historia, de
acabar con una situación colonial reconocida hasta por los documentos oficiales, y
que está lejos de ser suprimida. No nos dejemos robar las palabras. Las
instituciones que tomen en sus documentos nuestros puntos de vista deben ser
consecuentes con ellos y cumplirlos punto por punto, pues de lo contrario se
estarán haciendo cómplices del fraude y la explotación, y, como tales, las
denunciaremos abiertamente.
Estado multiétnico
1. Nos pronunciamos para que el gobierno de la Revolución mexicana
reconozca legalmente, en la Reforma Política, y no sólo de palabra, la complejidad
étnica de esta gran nación que todos integramos. Roto ya el mito del mexicano
único, unificado, debemos hacer una realidad reconocida: el pluralismo cultural
sólo será cabalmente reconocido con la consagración de un Estado multiétnico, en
el que todos los indígenas estemos representados. Sin embargo, la Reforma
Política nada dijo todavía al respecto, pese a las declaraciones de los dos
anteriores congresos y a los documentos oficiales emitidos últimamente por el
Instituto Nacional Indigenista y la Dirección General de Educación Indígena.
2. La consagración de un Estado multiétnico requiere una reforma de
nuestra Constitución Nacional, reforma por la que lucharemos. Después de 450
años de dominación, tenemos derecho a ser reconocidos por nuestra carta
fundamental. De no ser así se estará confesando la impotencia del sistema que
nos gobierna en terminar de diluir la situación colonial en que nos sentimos
inmersos aún. Si el sistema mexicano no es capaz de dar este paso, mostrará que
la revolución está congelada. La negativa a reconocernos será la admisión de su
caducidad.
3. Reconocemos con entusiasmo el cambio de orientación teórica de los
organismos indigenistas, cuyos documentos de trabajo toman progresivamente
nuestros puntos de vista- Ya no se habla de integrarnos. de fundirnos en un
mexicano único, sino de ayudarnos a salvaguardar nuestras culturas, nuestras
lenguas. Ello no obstante, quedan aún muchos funcionarios y empleados en esas
dependencias que aún piensan y actúan con el criterio que los indígenas hemos
combatido y destruido en parte. Todos debemos identificar a esas personas que
reproducen hábitos paternalistas y no nos confían responsabilidad alguna por
considerarnos incapaces, y pedir su inmediata destitución. El saneamiento de
estas instituciones debe ser parte de nuestra lucha de liberación.
4. Toda la tecnología moderna que los indígenas precisen para su
despegue económico y social debe ser transferida en un corto plazo a los
indígenas. La dependencia tecnológica y científica traba nuestra liberación. La
ciencia y la técnica no deben ser usadas como instrumentos de control y opresión
de nuestros pueblos. Son conquistas de la humanidad, y ningún sector tiene
derecho a aprovecharse de ellas para ponerlas al servicio exclusivo de sus
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