Page 271 - DERECHO INDÍGENA Y DERECHOS HUMANOS EN AMÉRICA LATINA (1988)
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siempre han favorecido al rico. ¿Qué cosa no nos han dicho en los cinco
años que mal o bien, con agua o sin agua, pudimos trabajar nuestras
tierras? Nos decían comunistas y agitadores, que los rusos y los
cubanos nos protegían. Nos insultaban en el mercado, nos provocaban
en los campos y nosotros nunca respondimos. Nos hervía la sangre por
dentro y nos quedábamos callados con tal de proteger nuestro derecho
a la tierra, con tal de ayudar a nuestra gente... Engañaron a nuestros
padres y a nuestros abuelos y siguen empeñados en engañamos... (Los
caciques se adueñaron de nuestras tierras comunales)... Todos ellos se
aliaron a los asesinos... Todos están en contra de nosotros, los robados,
los asesinados. Nos damos valor unos a otros y estamos dispuestos a
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luchar hasta el fin” .
- En la región huasteca del estado de Hidalgo cunde la violencia desde
hace algunos años. Un informe confidencial del gobierno (no publicado,
pero que pudo ser consultado para esta investigación) dice
textualmente: "Desde hace varios años se han percibido en la zona
diversas inquietudes de carácter social, que inciden en lo político, tales
como la inseguridad, indefinición en la tenencia de la tierra, la
marginación en que se encuentran los grupos indígenas y campesinos;
el caciquismo, el desempleo, las actividades de acaparadores e
intermediarios, que controlan la producción agropecuaria y ganadera del
área indígena; falta de caminos, centros de salud, problemas de
analfabetismo y monolingüismo, lo cual ha propiciado invasión de tierras
y enfrentamientos entre campesinos indígenas comuneros y mestizos
pequeños propietarios, asesinatos, proliferación de diferentes grupos
políticos, que aprovechan estos problemas y provocan inestabilidad en
la región”.
- Una organización indígena, la Unión Regional de Ejidos y Comunidades
de la Huasteca Hidalguense (URECH) había logrado con su lucha la
legalización de sus tierras, su reconocimiento como organización
regional de los productores huastecos y el establecimiento de normas
igualitarias en las relaciones políticas con el gobierno estatal y federal.
Pero el costo para los indios fue alto: tres de sus líderes fueron
asesinados, el último en 1983; sus militantes han sido encarcelados y
perseguidos. Las luchas de estos indígenas huastecos han sido y siguen
siendo objeto de atención nacional e internacional. Sin embargo, su
situación precaria y la violación persistente de sus derechos humanos
continúa.
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Benítez, Femando Los indios de México, Tomo IV, pp. 178-179.
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