Page 274 - DERECHO INDÍGENA Y DERECHOS HUMANOS EN AMÉRICA LATINA (1988)
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autoacusado era insuficiente, decidió no perseguir el caso y dejarlo en
libertad.
Por lo general, sin embargo, la aplicación de la legislación penal se hace
en agravio de la población indígena. Existe amplia evidencia de que los
indígenas son víctimas persistentes de la ley impuesta por autoridades
mestizas. En primer lugar, en la legislación no existen mecanismos que
permitan asegurar que una causa instruida a un reo indígena lo sea en su
propia lengua, lo cual se presta a un sinnúmero de abusos e injusticias por
parte de autoridades mestizas. El indígena es víctima no solamente por ser
analfabeto (la mayoría lo son) sino también por ser monolingüe. El
desconocimiento de la lengua oficial -el castellano- aún en aquellas comarcas
donde la gran mayoría de la población solamente habla una lengua indígena,
opera en perjuicio de los indígenas ante la legislación penal.
Una estadística somera indica que las cárceles de las ciudades rectoras
de las regiones indígenas (ciudades habitadas sobre todo por mestizos) están
abarrotadas de detenidos indígenas, muchos de los cuales se encuentran
encarcelados por motivos espurios y sin que se les haya asegurado el debido
proceso judicial o las mínimas garantías individuales a las cuales tienen
derecho todos los habitantes del país y de las que se supone disfruta en mayor
grado la población mestiza.
Debido a esta situación, las autoridades indigenistas federales han
promovido la creación de un cuerpo de procuradores indígenas que tiene por
tarea asumir de oficio la defensa de los indígenas acusados o procesados de
acuerdo con la legislación penal vigente. Sin embargo, el número de estos
procuradores (ni siquiera siempre abogados de formación) es enteramente
insuficiente para las necesidades de la población indígena, su formación y
conocimiento de las culturas indígenas es inadecuado y por lo general carecen
de los recursos indispensables para efectuar bien su trabajo.
Me fue relatado un caso típico por uno de estos procuradores: al
inspeccionar las condiciones de una cárcel local en la ciudad principal
(mestiza) de una región indígena en el estado de Puebla, el procurador
encontró que un preso indígena monolingüe no sabía por qué estaba
encarcelado desde hacia ocho años ni de qué se le acusaba. Mostró al
procurador un papel arrugado que llevaba en la bolsa del pantalón y que se lo
había enviado el juez de turno unos meses atrás. Pero no sabiendo leer y sin
entender el español, el preso ignoraba el contenido del oficio. El procurador
indígena se sorprendió al enterarse que en el documento se le indicaba al
preso que podía salir libre.
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