Page 178 - Mahabharata
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               desconozco os habéis disfrazado. Por favor, decidme la verdad. ¿Quiénes sois y qué
               queréis de mí?

                   Krishna dijo:
                   —Jarasandha, estás en lo cierto al suponer eso. Estamos aquí como enemigos tuyos.
               Entramos en tu casa saltando por encima del muro porque hemos venido a desafiarte.
               No aceptamos tu hospitalidad ya que no estamos en disposición amistosa hacia ti. Los
               kshatryas son famosos por sus proezas, y no por sus dulces palabras. Hemos venido con
               la intención de luchar contra ti.

                   Jarasandha estaba intrigado y dijo:
                   — Ni siquiera os conozco, ¿cómo podéis decir que sois mis enemigos? Yo tengo
               muchos enemigos, eso es cierto, pero les conozco a todos. Si vosotros sois enemigos míos,
               sed tan amables de comunicarme el motivo de vuestra enemistad y quiénes sois.
                   Krishna dijo:

                   —El motivo de nuestra enemistad, es tu forma tan injusta de hacer prisioneros a
               los reyes para sacrificarlos a Rudra, no podemos tolerar tu crueldad. Estamos aquí
               para restablecer los derechos de estos reyes indefensos. ¿Cómo esperas alcanzar el cielo
               asesinando a tu prójimo? ¿Cómo puedes complacer al señor del Dharma cometiendo
               acciones tan pecaminosas como aniquilar a tus compañeros kshatryas? En cuanto a
               tu ignorancia sobre nuestra identidad, pronto quedará esclarecida. No pretendemos
               ocultarte nuestra identidad. Este es Arjuna, el tercer pandava. Este es Bhima, el hermano
               que le sigue a Yudhishthira y yo soy Krishna, tu antiguo rival. Hemos venido a desafiarte
               en combate singular. Puedes elegir a cualquiera de nosotros tres para luchar.
                   Jarasandha se rió a carcajadas durante largo tiempo y mirando a los ojos de Krishna
               con jactancia le dijo:

                   —Así que tú, que has huido de mí dieciocho veces y que ahora te escondes detrás
               de la colina Raivataka tienes ahora el coraje de desafiarme en mi propia casa. Me causa
               risa tan sólo el pensar que te hayas atrevido a presentarte delante de mí. Hablas como
               las nubes de otoño que truenan sin soltar ni una gota de lluvia. Recuerda que yo no soy
               Kamsa, a quien mataste de forma tan traicionera. Yo soy Jarasandha, el agraciado de
               los dioses. No temo a nadie. Si has venido aquí deseando luchar, con toda certeza voy
               a complacerte. Pero no lucharé contra ti, Krishna, tú eres un cobarde. Está por debajo
               de mi dignidad el luchar con un inferior. En cuanto a Arjuna, todavía es un niño. No es
               correcto combatir con alguien que es más débil. Sin embargo, este joven llamado Bhima,
               parece tener buena talla. Parece ser merecedor de combatir conmigo. Lucharé contra él.
                   Jarasandha estaba seguro de su victoria, pero debido a que los malos augurios
               aseguraban desgracias, realizó antes la coronación de su hijo Shadeva, y luego comenzó
               a luchar con Bhima.
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