Page 173 - Mahabharata
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2. El salón                                                                              153


               fructífera, y como fue Indra quien lo hizo, llamaron a aquel lugar Indraprastha. Estaban
               muy felices y contentos: el sabha que Maya había construido era una gran fuente de

               alegría para Yudhishthira, que ahora llevaba una vida pacífica. Su vida era un lago
               en calma, en el que Narada había arrojado una piedra enorme que estaba provocando
               nuevamente el oleaje en sus aguas. Pensamientos de conquista, hasta ahora extraños en
               la mente de Yudhishthira comenzaban a pasar día tras día por su mente. El hecho de que
               su padre le hubiera pedido que realizara el Rajasuya era ya suficiente para que este rey,
               amante de la paz, comenzara a pensar en conquistas. Así pues, sometió a consideración
               este asunto en la sala de consejeros. Todos estaban muy entusiasmados con esa idea.
                   Yudhishthira mandó llamar a Krishna. Krishna era su guía y amigo, así que tenía que
               consultarlo con él antes de tomar ninguna decisión. Un mensajero fue a Dwaraka, se
               presentó ante Krishna y le dijo:
                   —Yudhishthira quiere que vayas a Indraprastha, te necesita allí. Krishna dejó a
               Balarama y a los otros y se apresuró poniéndose en camino hacia Indraprastha. Yud-
               hishthira le recibió con los brazos abiertos; tan cálida fue la acogida que Krishna se sentía
               como si estuviese entre sus hermanos. Después de descansar un poco, fue al salón donde
               le estaban esperando.
                   Yudhishthira le expuso el motivo por el que estaba preocupado día y noche, le relató
               la visita de Narada y los deseos de su padre Pandu. Después de contárselo con todo
               detalle le dijo:
                   —Krishna, tú eres mi verdadero amigo y buen consejero. Los demás se muestran
               muy optimistas respecto a este asunto, pero quizá lo hacen para darme ánimos. No sé,

               pero tú eres diferente, tú me dirás la verdad. Tú estás más allá de los deseos y de los
               apegos. Tú puedes verlo todo con la luz blanca y clara de la verdad y esto es lo que ahora
               quiero; por favor, aconséjame. Me encuentro realmente confuso.
                   Krishna permaneció serio por unos momentos; estaba callado. Empezó a considerar
               los poderes de todos los kshatryas y dijo:
                   —No me preocupa ninguno excepto un rey llamado Jarasandha al que tú conoces.
               Él será el oponente más difícil de derrotar, no será nada fácil ya que Sisupala, el hijo
               de Damaghosha es muy amigo suyo. También está Dantavaktra, que es un aliado
               de Jarasandha, al igual que Bhagadatta, Rukmi, el hijo de Bhishmaka, y Paundraka
               Vasudeva. Tiene amigos en todas partes y casualmente Jarasandha es un enemigo
               declarado de la casa de los Vrishnis. Como ya sabes, yo maté a mi tío Kamsa, el cual
               era yerno de Jarasandha, así que Jarasandha me ha odiado desde entonces y no hemos
               podido matarle. Ha combatido con nosotros dieciocho veces; hemos luchado contra él en
               varias ocasiones, pero nunca pudimos derrotarle. De hecho empezamos a tener miedo
               de sus frecuentes ataques, así que dejamos la ciudad de Mathura y construimos la de
               Dwaraka. Allí, protegidos por la montaña Raivataka por un lado y el mar por el otro,
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