Page 189 - Mahabharata
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2. El salón                                                                              169


               era objeto. Son comprensibles los celos de un hombre mediocre por alguien superior a él.
               Sisupala ha estado profiriendo un río interminable de insultos contra Krishna y ya ha

               rebasado hace tiempo los cien insultos que Krishna había prometido perdonarle, sólo es
               cuestión de unos momentos, Krishna hará lo que se debe hacer. No te precipites, Bhima.
               El destino castigará a Sisupala por sus malas acciones.
                   Aquí se acabó la paciencia de Sisupala quien, cansado de tantas palabras, desafió a
               Bhishma y a Krishna diciendo:
                   —Venid, luchad conmigo. Dejemos que el mundo vea quién es el mejor. Esto no es
               como raptar una novia y escapar con ella sin tener que luchar con nadie. Ni es como
               robar las ropas de indefensas mujeres que se bañan en el río o engañar a los maridos de
               la gopis para robar su amor. Krishna, estoy proponiéndote una lucha hombre a hombre.
               Veamos si por una vez puedes luchar cara a cara.
                   Krishna confiaba evitar este altercado tan desagradable pues amaba demasiado a
               Yudhishthira y no quería estropear el Rajasuya con la muerte de Sisupala, así pues,
               intentaba ignorar los insultos. No perdió la calma a pesar de estar siendo provocado
               tan deliberada e incisivamente por Sisupala, pero por otro lado no podía rehusar aquel
               desafío. Tenía que aceptarlo; era norma entre los kshatryas no rehusar jamás ningún
               desafío. De mala gana, Krishna se preparó para luchar contra aquel provocador y
               Bhishma le llevó al carro.

                   Krishna dirigiéndose a los reyes que allí había reunidos les dijo:
                   —Deseo que toda esta asamblea conozca los muchos crímenes de los que es culpable
               este hombre. Desde el comienzo ha sido un enemigo a muerte de la casa de los Vrishnis,
               siempre les ha odiado. Una vez que yo me había ido a una ciudad llamada Pragyotisha,
               entró en la ciudad de Dwaraka y la incendió. Otra vez, estando mi abuelo Ugrasena
               con todos los suyos en la colina de Raitavaka les asaltó y les maltrató. También en otra
               ocasión después de que mi padre, que es tío suyo, había despedido al caballo de sus
               ceremonias, él lo capturó con el único propósito de perturbar el sacrificio de mi padre.
               Este es el hombre que roba las esposas a los demás. Él raptó e intimidó a la mujer de
               Babhruvahana, un yadava, cuando viajaba a Sanvira. Y también se llevó a otra doncella
               llamada Bhadra. También raptó muchas mujeres de Dwaraka, solamente por complacer
               al rey de Karusha y a él mismo. La razón por la que Sisupala era amigo de Jarasandha
               era que éste era enemigo de la casa de los Vrishnis. Sisupala ha estado constantemente
               causándonos problemas. Ya os he contado algunos y no dispongo de tiempo ni de
               paciencia para enumerar todas las atrocidades que ha cometido este hombre. Yo ya le
               hubiera aniquilado hace tiempo, pero siempre me contuve, debido a la promesa hecha a
               su madre, de que le perdonaría incluso después de que me insultara cien veces. Aunque
               esa cifra hace tiempo que fue sobrepasada, yo todavía mantenía mi paciencia. Mas ahora
               él me ha desafiado. No me gustaría que hoy ocurriese nada desagradable, pero debo
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