Page 221 - Mahabharata
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3. En el bosque                                                                          201


                   Con estas duras palabras, el rey abandonó el aposento, dejando solo a Vidura. Por
               primera vez, Vidura no trató de apaciguar al rey. Decidió abandonar Hastinapura y

               unirse a los pandavas en el bosque.
                   Los pandavas habían abandonado las orillas del Ganges, cruzando el río Dhrishadvati.
               Más tarde llegaron al río Yamuna, lo cruzaron también y siguieron siempre en dirección
               oeste. A orillas del río Saraswati encontraron un bosque llamado Kamyaka y decidieron
               pasar allí algún tiempo. Vidura les encontró allí. Había abandonado Hastinapura en
               un carro tirado por un solo caballo, conduciéndolo él mismo y sin escolta. En aquel
               bosque encontró a Yudhisthira y sus hermanos junto a Draupadi. Estaban rodeados de
               los brahmanes y habitantes del bosque. Yudhisthira estaba exaltado y sorprendido de
               ver allí a Vidura y les dijo a sus hermanos:
                   —No puedo comprender por qué viene nuestro tío. Quizá por instrucciones de
               Sakuni, nuestro querido tío Dhritarashtra nos pide que volvamos a Hastinapura para
               un nuevo juego de dados. O quizá, el tío Vidura trae un desafío de guerra por parte de
               Duryodhana. Si fuera así Bhima se pondría contento y también el Gandiva, el arco de
               Arjuna. Pero, esperemos y veamos para qué ha venido.
                   El anciano se sintió conmovido y triste al contemplar el aspecto que ofrecían los
               pandavas en el bosque. No obstante, Yudhisthira le recibió con palabras reconfortantes
               quitándole importancia a la situación. Vidura les contó la diferencia de puntos de vista
               que había surgido entre el rey y él, y repitió las últimas palabras que el rey le dijera: « Ya
               tanto me da si te quedas como si te vas, haz lo que te plazca. No necesito tu ayuda ni tu
               consejo para gobernar el reino. »

                   —Así que, me he venido con vosotros —dijo Vidura. Yudhisthira se sentía emo-
               cionado por el cariño que el anciano sentía por ellos. Y juntos pasaron un tiempo.
                   El rey, por supuesto, no podía vivir sin Vidura, pues era la única persona que amaba,
               aparte de su hijo. Incluso aunque la mayoría del tiempo le estaba regañando, el rey
               era feliz en la compañía de Vidura. Sabía que él era la personificación de la bondad
               y la bondad tiene una fascinación extraña y poderosa para aquellos que no son puros
               ni buenos. Dhritarashtra no era una excepción a esta regla, echaba de menos la dulce
               compañía de Vidura. Por lo cual, mandó a Sanjaya, su cochero, que fuera al bosque para
               traer de vuelta a Vidura. Sanjaya llegó al bosque de Kamyaka y le contó a Vidura el
               estado en que se encontraba el rey y le dijo que deseaba que volviera a Hastinapura,
               y le perdonase sus faltas. La súplica fue patética. La gente bondadosa no puede estar
               enfadada durante mucho tiempo, al menos con aquellos que aman. Vidura amaba a
               su hermano a pesar de su mezquindad y de todos los errores que estaba cometiendo
               últimamente. Así pues, dejó a los pandavas y de nuevo volvió a Hastinapura para estar
               junto a su hermano.
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