Page 222 - Mahabharata
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                                                         Capítulo II
                                           LA MALDICIÓN DE MAITREYA


                    L viaje de Vidura al bosque de Kamyaka y su regreso fueron considerados minuciosa-
               E mente por Duryodhana y sus seguidores, sentados juntos en asamblea. Duryodhana
               dijo:
                   —Mi padre se deja influir más fácilmente por Vidura que incluso por mí. Quizá
               Vidura le ha convencido de que los pandavas deberían volver y devolvérseles su reino.
               ¿Qué debemos hacer ahora?
                   Sakuni estaba sonriente. Dijo:

                   —Los pandavas son hombres justos. Una vez que han aceptado la condición de que
               tienen que pasar doce años en el bosque y uno de incógnito, no romperán su promesa.
               No se les puede coaccionar a volver. Por otro lado su ira es ahora tan grande que no
               puede ser apaciguada con simples regalos. ¿No ves que hemos matado todo el afecto
               que debían tenernos? Tus miedos son infantiles.
                   Radheya dijo:

                   —No apruebo de ningún modo estas artimañas de tu tío. ¿Por qué no luchamos?
               Reunamos un ejército y ataquémosles en el bosque, podemos destruirles fácilmente.
               Entonces podremos descansar en paz.
                   Duryodhana aprobó su sugerencia y decidieron atacar a los pandavas en el bosque.
               Vyasa llegó justo a tiempo para detenerles. Le dijo a Dhritarashtra:
                   —Ya te has causado suficiente daño a ti mismo y a tus hijos. Por favor, no permitas
               este loco intento de tu impulsivo hijo. De cualquier modo tus hijos están sentenciados.
               Los príncipes exiliados cobijarán su ira durante trece años y luego, cuando vuelvan de
               su exilio, el mundo entero será destruido si no se les devuelve su reino. Tú eres la causa
               de toda esta injusticia. Trata de coaccionar a tu hijo para que haga las paces con ellos.
               Si no lo hace, que al menos se quede quieto durante estos trece años. Lo que ocurrirá
               después, no es difícil de adivinar, pero ahora no se debe hacer nada.

                   El gran sabio Maitreya fue a la corte de los kurus después de la partida de Vyasa. Al
               oír que venía del bosque, Dhritarashtra le preguntó sobre el bienestar de los pandavas.
               Maitreya dijo:
                   —Sí, les vi, de hecho esa es la razón de mi venida. Me quedé sorprendido y conmo-
               cionado al oír qué tipo de tratamiento se les ha dado a los hijos de tu hermano. Me han
               contado todo sobre los acontecimientos que ocurrieron aquí. ¿Cómo pudo suceder esto
               en la presencia de Bhishma y en la tuya? ¿cómo pudo permitirse que ocurriera esto?
               Parece que os habéis comportado como ladrones, habéis perdido vuestra reputación. —
               Maitreya requirió que se presentara Duryodhana y le habló con dulces palabras, tratando
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