Page 226 - Mahabharata
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               su sed en la sangre de Radheya, llorarán. Cuando las manos de Bhima se tiñan de rojo
               con la sangre de Dussasana, llorarán. Cuando este pecador de Duryodhana yazga en

               el campo de batalla con sus muslos destrozados por Bhima, llorarán. Yo te prometo
               solemnemente que esto ocurrirá. Nada puede detenerme. Nada. Escucha mi juramento:
               los cielos pueden caerse desde las alturas, los picos nevados de los Himalayas pueden
               quebrar y derrumbarse, los mares pueden secarse y la tierra puede romperse en mil
               pedazos, pero las palabras de Krishna nunca serán vanas palabras vacías. Un día verás
               a todos los kurus muertos. No llores, mi querida hermana, no llores. —El furor del
               sollozo de Draupadi se fue calmando lentamente oyendo las palabras de Krishna, el
               cual le dijo luego a Yudhisthira—: Si hubiera estado en Dwaraka en el momento de
               tal infortunio y la noticia hubiera llegado a mis oídos, aunque no estaba invitado sin
               duda me habría presentado en Hastinapura a toda prisa y hubiera detenido ese juego de
               dados. Hubiera hecho que Bhishma y Dhritarashtra tomaran medidas para evitar este
               delito. Pero había ido en busca de Salva. Tuve que luchar contra él y Saubha, el cual,
               para vengar la muerte de su amigo Sisupala, atacó la ciudad de Dwaraka cuando yo
               estaba fuera, en Indraprastha. Así que, fui a luchar contra ellos. Después de matarlos
               regresé a toda prisa a Dwaraka, pues los augurios presagiaban una calamidad. Allí en
               Dwaraka, supe de la injusticia de la que fuisteis objeto. Por eso vine aquí, para veros y
               hablaros al respecto. Pensé que debía animaros a que lucharais por vuestro reino. Ya
               hace trece días que estáis en el bosque. De acuerdo a algunas leyes, un día también
               significa un año. Así que, no romperías tu promesa si luchas ahora. ¿Qué respondes?
               —Yudhisthira miró a Krishna con una sonrisa en los labios, pero no dijo nada. Krishna le
               sonrió también y añadió—: Será como tú desees, pero el fin de los kurus está cerca. Muy
               pronto te veremos como rey. Pondré la corona sobre tu cabeza con mis propias manos.
               De eso puedes estar seguro.
                   Dhrishtadyumna se despidió de su hermana y de los pandavas y abrazó a su querido
               amigo Bhima. Los hermanos Kekaya junto con Dhrishtaketu se despidieron también de
               los pandavas. Todos se fueron, dejando que los hijos de Pandu recapacitaran sobre las
               alentadoras palabras de Krishna y su solemne juramento.


                                                        Capítulo IV
                                   ESTANCIA EN EL BOSQUE DE DWAITAVANA



                     ESPUÉS de la partida de Krishna y de los demás, los pandavas hablaron entre ellos.
               D Yudhisthira dijo:
                   —Tenemos que pasar doce años en un bosque que no sea fácilmente accesible a la
               gente de la ciudad. Debe ser un lugar habitado por buena gente; los rishis. ¿A dónde
               iremos?
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