Page 118 - Egipto Tomo 1
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              y sabida es la justa fama que alcanzaron en  la antigüedad los tejidos de lino, los tapices
              y las preciosas estofas elaboradas en  la ciudad de Sais.
                En tiempo alguno alcanzó  el Egipto  la prosperidad material, de que son elocuente
              testimonio sus numerosas ciudades y su grandísima población, que en la época en que
              fué gobernado por  la  dinastía saisita, amiga de los Griegos. ¿Pero y después? Ante  el
              espectáculo de  las  desiertas llanuras  tristísimas ruinas que contempla  el  ojo
                                      y de  las
              do quiera se dirige la mirada,  el corazón se llena de duelo. Durante los primeros siglos
              de la era cristiana Sais tenia todavía importancia, tanto que era residencia de un obispo:
              más adelante no encontramos mención siquiera de su existencia: en cuanto á su pasado
              vivirá eternamente en  la memoria de los hombres.
                Conducidos por la lancha nos alejamos en dirección al Norte. El crepúsculo de la tarde
              va tendiendo su velo sombrío, y dejando vagar la fantasía nos representamos en la imagi-
              nación aquella fiesta nocturna de la Neith de Sais, conocida con  el nombre de fiesta de
              las lámparas, durante  la cual cada uno de los habitantes encendía su antorcha, y una
              iluminación espléndida, en  la cual tomaba parte el Egipto entero, cambiaba la noche en
              dia. Después de una travesía de tres horas echamos anclas en el puerto de una lindísima
              población,  la  hospitalaria Desuk.  El  sueño  es poco  grato sobre  los duros lechos  del
              buque,  y difícilmente puede resistirse  al prematuro despertador  del sol de Egipto. Los
              beduinos que se dirigían -al mercado de camellos habían  plantado  sus tiendas junto  al
              desembarcadero, y en cuanto amaneció las abandonaron para rezar su oración matutina
              vuelta la faz hácia Oriente. Enrojecíase el firmamento, y en cuanto el disco solar, en toda
              su fuerza y esplendor, disipó la débil bruma, viniéronseme por vez primera á la memoria
              estos sublimes versículos de la Biblia, que después he repetido tantas cuantas veces he
              contemplado en estas regiones el comenzar la luz de un nuevo dia

                El sol ha levantado su tienda sobre el firmamento:  En su victoriosa carrera.
                De ella sale lo mismo que desposado  Salido de un extremo del cielo
                De su cámara nupcial          Avanza hácia el extremo opuesto
                Y regocíjase, cual héroe poderoso  Llenando el mundo con su esplendor.

                Personas existen en  Oriente que  se entregan muy temprano á la oración: ninguna
              que duerma mucho; pues prescribiéndoles  el precepto religioso  el rezar á  la  salida  del
              sol, tiénese por poco saludable que  el astro del dia bañe la frente de un dormilón: á más
              de que  las horas frescas de la mañana son indudablemente las más gratas del  dia. De
              aquí que encontremos á los árabes ocupados en su primera ablución mucho antes de que,
              como dicen en su pintoresco lenguaje, pueda distinguirse «un hilo blanco de otro negro.»
                En  este  dia  se  celebra  en Desuk mercado semanal de camellos. Los  aldeanos  y
              los beduinos instalados ante la mezquita del santón Ibrahim hacen su negocio, charlando
              y  retozando  unos con  otros. La majestuosa cúpula de  la Gama  (mezquita)  ha  sido
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