Page 116 - Egipto Tomo 1
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A TRAVÉS DE LA DELTA
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Aquí, como en otros lugares, la imagen de la diosa ó del animal que le estaba consa-
grado, la vaca, hallábase colocada en una nave formada de una sola piedra. Amasis había
sacado de las canteras de la primera catarata, en el extremo sud de Egipto, el enorme
bloque de granito, cuidadosamente labrado, que no pesaría ménos de 940,000 kilogramos,
y lo consagró á la diosa de quien se llamaba hijo, como indica su sobrenombre de Si-nit ,
hijo de Neith. Este gigantesco monolito, los obeliscos, las esfinges, las columnas con
capiteles en forma de palmeras, y los colosos que en otro tiempo, según manifiestan
testigos dignos de fe, adornaban el santuario de la divinidad, han tenido el mismo destino
que los palacios reales las casas particulares el sepulcro de Osiris y de los reyes
, , y
saisitas. Las excavaciones practicadas por M. Mariette sólo han puesto en evidencia
escasos objetos dignos de mención, siendo reducido sobre todo encarecimiento el número
de monumentos de piedra encontrados en estos sitios y conservados en los museos de
Europa. Sabemos sin embargo por otros documentos, que la escultura egipcia alcanzó
nuevo florecimiento bajo la dinastía hwwa
saisita. Justo es pues que nos mostremos A
i
agradecidos con la casualidad, que ha
proporcionado á la colección del Vaticano
una estatua por medio de la cual podemos
asistir á los acontecimientos más impor-
tantes de la ciudad de Sais, durante los
dias que siguieron á la conquista llevada
á cabo por los persas. La inscripción que
la acompaña nos revela que Cambises
después de haberse apoderado de la ciudad,
procedió con mucha benevolencia con la
CHAPITEL DE PALMERA
clase sacerdotal y se hizo iniciar en los
misterios de Neith. Más tarde fué cuando el hijo de Ciro se convirtió en ese loco furioso
que nos pinta la historia. Mucho tiempo después de él, los sabios de la escuela de Sais
continuaron gozando la elevada consideración que tenían conquistada desde la antigüedad
más remota. La más importante de las obras que han llegado hasta nosotros, sobre la
medicina entre los egipcios, á ellos se debe, y á ellos debió Solon las noticias que nos
dá de la Atlántida, de ese continente desaparecido, que existió un dia en las regiones
occidentales de la tierra, y, por lo que nos refiere Platón respecto del particular,
podemos deducir los profundos conocimientos que aquellos tenian adquiridos en astro-
nomía, gracias á la continuada observación que hicieron del firmamento. Herodoto
instruyóse á su lado, y la tradición hace salir de Sais á Cecrops el fundador de Atenas.
Todos los griegos conocían á Neith Athena y ha podido notarse que aghna leído de
derecha á izquierda da (A)nh©(A). Esta diosa, á la cual prestaban también culto los
pueblos de la Libia, representábase llevando sobre la cabeza una lanzadera de tejedor,