Page 114 - Egipto Tomo 1
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94                  A TEAYES DE LA DELTA
                 calles; no siendo cosa rara ver en ellas la carroña de un asno en descomposición. Casas
                 y cabañas hállanse diseminadas debajo  de un alminar:  los sicómoros que  constituyen
                 el más bello de los adornos del lugar, mecen sobre  los techos  las frondosas  copas; las
                 gallardas  palmeras cimbrean sus  elegantes ramas; y  las  acacias envían  á  lo lejos  el
                 agradable perfume de sus flores desmayadas. Acá y  acullá se divisan el tamarisco siempre
                 verde;  el retorcido algarrobo cargado de fruto;  el sont espinoso y  lo lebaks de la Judea,
                 que de pocos años á esta parte, han encontrado en el Egipto una segunda patria.
                   En medio  de su pobreza  raras  veces se encuentran la miseria y  la mendicidad en
                 tales  aldeas;  pero también  seria excusado buscar en  ellas  el bienestar campestre que
                 debería esperarse, dadas las condiciones de este suelo feracísimo. La mayor parte del país























                                          RUINAS DE SAIS
                 pertenece al jetife,  al bajá ó  al bey:  el felah sólo labra  las tierras en calidad de colono
                 ó como simple jornalero  si  llega á
                                ,  y        ser  propietario  , consume  la  casi  totalidad de
                 las rentas que percibe, las gabelas que debe satisfacer:
                                                    el mísero aldeano se somete cual
                                                                   él desde la
                 si fuera irresistible ley de la naturaleza á la terrible opresión que pesa sobre
                 fundación del imperio faraónico,
                                      y  esta opresión que  llegó hasta su más alto punto en
                la época de los mamelucos
                                  y de los beyes, subsiste todavía, no obstante haber el gobierno
                invertido millones  y más millones  para  introducir mejoras  é  innovaciones,  que  deben
                redundar en beneficio de  la riqueza agrícola del país.
                   Llegados al término  del primero de nuestros viajes, dejamos  el buque y penetramos
                en  el  interior. Poco camino recorrido,
                                           ofrécese á nuestras miradas una nueva  aldea:
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