Page 147 - Egipto Tomo 1
P. 147
GOSEN
130
mucho mejor conservados;
templos que visitaremos, quedan restos muy considerables y
des y
de ninguno un conjunto de ruinas que ofrezca tan pintoresco aspecto. Yo vagaba de un
monumento á otro á fin de formarme concepto exacto del todo, y antes de examinar
v copiar una á una las inscripciones , situóme sobre una pequeña loma situada al Norte, y
me senté en el suelo junto al derruido sarcófago de un jeque. Desde este sitio se dominaba
muchas veces.
en él me coloqué una y
perfectamente el vasto campo sembrado de ruinas, y
La ciudad debió ser de inmensa grandeza, cosa que no debe sorprender si se tiene en
centro al par de la cultura
cuenta que era una de las residencias reales más importantes, y y
civilización del reino. Sólo en Tébas se encuentra igual abundancia de grandes monumentos
granito: en cambio no existe aquí uno solo en estado de conservación suficiente
de
para que por sus restos pueda restable-
cerse su disposición geométrica. El gran
santuario levantado por Ramses II , el
faraón que oprimió al pueblo de Jacob,
ha cedido á su propia pesadumbre.
derribados en indes-
Hechos pedazos y
criptible confusión, en medio de restos
ménos importantes, vense columnas de
granito con capiteles en forma de palme-
nada ménos que
ra, algunos colosos y
doce obeliscos hechos pedazos. Una le-
yenda árabe consigna que los farao-
nes eran gigantes que por medio de
una varilla mágica, levantaban las más
pesadas masas de piedra; mas lo que no
puede dudarse es que si se necesitaba el
poder de un gigante para levantar tales
monumentos, ha sido menester un poder
sobrehumano para reducirlos al anona-
damiento. No es esta ocasión oportuna
ESFINGE DE HYKSOS para describirlos uno á uno; digamos
como de pasada, que son muchos los que existen que revisten verdadera im-
sólo, y
portancia.
Cada una de las épocas de la historia de Egipto, excepción hecha de la más antigua,
sumido en tristes reflexiones, contemplaba á mi lado,
tiene aquí su representación. Solo y
sobre la pendiente de la colina y en medio de informes restos, los destruidos cimientos de
los palacio^,
las casas particulares, labrados de ladrillo y adobes; á mis piés los templos y
unos sobre otros derrumbados; y á lo lejos, en el último término del cuadro, campos de laboi,
vastas praderas que excitaban en la mente imágenes seductoras de tiempos que fueron.