Page 144 - Egipto Tomo 1
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GOSEN
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muy poco de las que recorriéramos en nuestra excursión á Roseta. Junto á las casas de
abradores, cuyo aspecto revelaba el bienestar de sus dueños, tuve ocasión de ver muy
fértiles huertas, con numerosos frutales de Europa, al lado de frondosas palmeras, y de
abundantes campos en que crecía el trigo egipcio, cuyas robustas espigas me recordaron
el suelo de la lejana patria; pero al &n concluyó tan grata perspectiva y encontróme de
lleno en medio del desierto, terreno por todo extremo estéril, sólo manchado acá y acullá
salinas que semejaban, heridas por el sol, una tenue capa de lnelo.
por eflorescencias
Pasados breves instantes rodeóme por todos lados la más completa soledad, y por vez
primera en mi vida experimenté al par el maravilloso encanto del aislamiento en medio
PASTOR EN EL DESIERTO
la indescriptible emoción que tan fácilmente se apodera de los árabes, merced
del desierto, y
á la cual pueblan estas tierras desnudas de vida, de un mundo de séres fantásticos y
por demás maravillosos. Aquí habitan y se congregan los duendes de todas clases; aquí
se dan cita v se encuentran los djinus y los goulos que surcan los aires en las más extrañas
arañas. Los más fervorosos cre-
cabalgaduras, tales como salta-montes, puerco-espines y
yentes sostienen su existencia á puño cerrado, fundados en que el mismo profeta se preocupó
de su suerte. De ellos hay muchos que se convirtieron al Islam; otros, de perverso instinto,
complácense en atormentar á los hombres, siguiendo los consejos del diablo su señor.
Los djinus se remontan hasta el cielo con el propósito de sorprender sus impenetrables
arcanos; pero los ángeles les impiden la entrada, y las estrellas cadentes cuyas ráfagas