Page 158 - Egipto Tomo 1
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                 de un observador europeo, tanto como la mercancía,  el aspecto de los compradores. La
                 irritabilidad y los más vivos movimientos del ánimo, — que sabemos nosotros tener á raya,
                 merced á la educación que hemos recibido y á las costumbres que nos caracterizan, por
                 lo ménos en la vida pública.— campan aquí por su respeto sin freno ni contradicción de
                                                ninguna  especie,  y  tal  vez con mayor
                                                libertad que en parte alguna, sobre todo
                                                cuando  se interpone  el interés material.
                                                ¡Que salvaje gritería la de los pescadores,
                                               con  el piadoso  fin  de apagarse mútua-
                                               mente la voz, á fin de que no se entendiera
                                               el  precio que pedian por  la mercancía!
                                               ¡ Que terribles miradas las que unos á otros
                                               se fulminaban con sus ojos negros y pene-
                                               trantes! ¡Que violencia la que empleaban
                                               en  atraer  á  sí  los  respectivos  canastos
                         ALMONEDA DE PESCADO EN SAN
                                               cuando era poco lo que por su hacienda les
                 ofrecían; y cuantas veces el dignísimo Ahmed para hacerlos entrar en razón, blandiendo su
                 palo de palmera debió decirles:  «¡Ojo, ú os sacudo!» Más de uno y más de dos lindos
                 pececillos pasaron al canasto colocado á sus espaldas; mas valiéndose unas veces del rigor,
                 y empleando otras  la persuasión, ora echando mano de  las amenazas, ora acogiéndose á
                 la blandura, evitó que las cosas llegaran á mayores. ¡Válgame Dios y los recursos de que
                 disponen aquellas gen-
                 tes para  salir adelante
                 con su  intento!  ¡Que
                 inflexiones de voz, que
                 de  palabras  dulces  y
                 melosas para seducir al
                 que se muestra reacio
                                             mormyrus oxyrrhynchus (kanuma)
                 ó indeciso! ¡Que rapi-
                 dez en el diálogo, que
                 oportunidad en las ré-
                 plicas! «¿Pero hombre,
                 »no  tienes ojos en  la
                 » frente?»  le  dice  por
                                                POLYPTERUS (BISCHIR)
                 ejemplo un pescador al
                comprador cuya oferta le ha parecido inaceptable; y éste que se juzga injustamente maltratado
                 contesta sin dilación: «¿Pues no los he de tener? Bien claro me están mostrando que llevas
                 »en la cabeza un turbante de paja,» como  si dijéramos: que estás  loco. Aquí sigue una
                contestación  incisiva,  y  el que es objeto de ella afirma que no se cambia por quien le
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